La aparición de Joan Pradells en La Revuelta ha generado una fuerte polémica en redes sociales, dónde determinados sectores de la opinión pública han criticado duramente al programa por dar visibilidad y atención a lo que consideran un referente de conducta “poco deseable” debido a su reconocido uso de sustancias anabólicas, sentando en la mente de los más jóvenes unos estándares estéticos y modelos de comportamiento nocivos y profundamente perjudiciales para la salud.
Cómo reacción, los defensores del culturista han denunciado lo que, bajo su punto de vista, supone una contradicción por parte de estos detractores, señalando que son o pertenecen a los mismos sectores que defendieron y promocionaron la figura de Lalachus por desafiar los estándares normativos de belleza en los cuerpos.
Hombre, gusto, gusto… Que cada uno haga lo que quiera con su cuerpo, pero venderlo como algo sano, deseable y un modelo a seguir, cuando está poniendo en riesgo grave su vida a base de anabolizantes, no sé yo. https://t.co/32EtvsLMlU
— Rocío Vidal (@SchrodingerGata) January 20, 2025
¿Una doble vara de medir?
La discusión se ha centrado en el aparente doble estándar mostrado por estos críticos. Los partidarios de Pradells apuntan que, mientras estos sectores -relativos al movimiento “body positive”- mostraron un intenso apoyo por la promoción de Lalachus como ejemplo de “valentía y coraje” obviando las implicaciones que su aspecto tenia sobre su estado de salud, ahora se presentan como paladines del bienestar y los buenos hábitos mientras critican con escarnio la figura del culturista.
Esta sí es la salud por la que hay que preocuparse y no la de lalachus https://t.co/4PZtrAJLTJ
— Sara🪻 (@SaraMalaFan) January 20, 2025
Pradells, conocido por su trayectoria en el culturismo y el uso de esteroides anabolizantes para alcanzar sus metas competitivas, fue acusado de normalizar prácticas peligrosas, especialmente frente a audiencias jóvenes e influenciables. En redes sociales, varios comentarios señalaron que estas conductas perpetúan estándares inalcanzables de apariencia física y trivializan los riesgos asociados con el uso de estas sustancias.
Por otro lado, los defensores de Lalachús, cuya figura ha sido celebrada como un símbolo de aceptación de cuerpos no normativos, son ahora cuestionados por no aplicar el mismo nivel de crítica al impacto potencialmente negativo de esa representación, relacionada con el sobrepeso y los malos hábitos.
Lalachus tb pesaba 130kg y no te vi twitteando sobre su estado de salud, con que facilidad se critica al hombre blanco hetero. https://t.co/2256bzP9x8
— Cruzzi Cafunotti (@CruzziCafunotti) January 20, 2025
Esta aparente incoherencia ha encendido los ánimos de muchos usuarios, cargando duramente sobre quiénes han criticado la imagen de Pradells y denunciando con ardor una doble vara de medir a la hora de determinar quién es digno de convertirse en referente de conducta. En este sentido, los mismos usuarios han puesto de manifiesto el carácter dócil, humilde y simpático de Pradells, el cual, aseguran, contrasta con el talante más “irrespetuoso” o desafiante de Lalachus.
La discusión expone los diferentes sistemas de valores a la hora de medir el impacto público de determinadas figuras. En el caso de Pradells, su pertenencia a una categoría deportiva que presupone el uso de sustancias anabólicas parece generar un rechazo más tajante. Mientras, Lalachus representa una facción de una causa más generalizada como lo son los cánones de belleza en una sociedad cada vez más superficial.