El discurso de aceptación Eduard Sola durante los Premios Gaudí ha generado una ola de rechazo de los sectores independentistas. Sus palabras, con qué reivindico los orígenes “xarnegos” de su familia y destacó el progreso social como motivo de celebración y “éxito colectivo”, han sido interpretadas por el independentismo como una herramienta de refuerzo de la “narrativa españolista” que “diluye y demoniza la indentidad catalana”.
1/ 👁️ Mireu i escolteu atentament aquest vídeo del guionista Eduard Sola.
— Gerard Furest (@gerard_furest) January 19, 2025
Pot semblar que el seu discurs sona bonic i benintencionat, però en realitat no fa res més que reproduir tots els discursos ressuats de la catalanofòbia (i ull, no nego que hi hagi classisme a Catalunya… pic.twitter.com/27d64mtMpw
La polémica
Sola hizo uso de su intervención para recordar cómo su familia, de origen andaluz, superó numerosas adversidades al llegar a Catalunya gracias a la educación pública y los sistemas de promocións social, simbolizando ello una loanza al “progreso colectivo”. Sin embargo, sus alusiones al término “xarnego“, así como su referencia a una Catalunya percibida como burguesa o elitista, han provocado una oleada de críticas por parte del independentismo en redes sociales, acusando al autor de denostar lo catalán en un “marco de racismo castellanizador” y de reproducir clichés que “invisibilizan a las clases populares catalanas y muestran a la sociedad catalana como un conjunto clasista e intransigente”.
L’Eduard Sola va estudiar el grau oficial en cinematografia a l’ESCAC. Es va gastar 25.000€ en 2 anys. Però els xarnegos pobres i els catalans burgesos i amb barca a Cadaqués. Cap sorpresa. Els pijoprogres colauers i sociates espanyols som uns catalanòfobs de manual! #NOESPOT pic.twitter.com/SpJOK62CGl
— En Comú NO Podem (@NoEsPotCat) January 19, 2025
A su vez, el uso concreto de “xarnego” como ente definitorio de la inmigración andaluza, ha llevado a estos mismos detractores a relacionar las palabras de Sola con el discurso político de partidos como Ciutadans, considerando que divide a los catalanes en vez de unirlos bajo un proyecto común “reforzando el relato unionista contra la catalanidad”.
Las críticas a su intervención se han hecho también extensivas a los Premios Gaudí i el mundo de la cultura catalana, acusados de promover discursos que esquivan el conflicto nacional. “Se reivindican todas las causas justas menos la de Cataluña”, denunció Roger Barrull, mientras Marta Roqueta señaló que estas narrativas convierten las historias de migración en herramientas de “colonización cultural”.
Aunque Sola defendió que su historia simboliza un progreso inclusivo, el discurso ha abierto un intenso debate en torno a identidad, clase y nación. Para el independentismo, lo que parecía un mensaje conciliador ha terminado reforzando tensiones latentes sobre la convivencia de las diferentes identidades en Cataluña, acusando a Sola de perpetrar esteriotipos y hacerle el juego al “españolismo” en el establecimiento de su cosmovisión.
Una recepción positiva
En contraste, el discurso de Eduard Sola ha sido recibido con loanzas por la opinión mediática, destacando lo simbólico de su historia y alabando la “valentía” del escritor al compartir la trayectoria vital de su familia.
Sus palabras han sido interpretadas por el resto de sectores de la sociedad como un ejemplo de superación y progreso, enfatizando junto con el autor el rol de las instituciones de promoción social que representan la educación pública o el acceso democrático a la información.
El discurso de Eduard Sola evidencia lo que muchos olvidan: que aquellos charnegos que los señoritos catalanes “de verdad” miraban por encima del hombro son los que levantaron Cataluña desde sus barrios humildes y periféricos.pic.twitter.com/J9dUbw039g
— Jorge Osma C. (@JorgeOsmaC) January 19, 2025
Para muchos, el uso del término “xarnego” no ha sido motivo de denuncia, sino de alabanza, agradeciendo al escritor que pusiera de manifiesto las dificultades que enfrentó la inmigración del resto de España en Catalunya, así como su rol en la construcción y promoción de esta misma tierra, que sienten “tan suya” como el resto de catalanes.