Es bastante obvio que el plan para reducir el precio de la vivienda que ha anunciado a bombo y platillo Pedro Sánchez es humo. Es un pellizco de monja sobre el sector inmobiliario español porque no aborda con ambición el problema fundamental: falta de oferta en el mercado inmobiliario, tanto para compra como para alquilar. Sí, queridos amigos, el problema no se arreglará si los gobernantes siguen machacando con burocracia, inseguridad jurídica e impuestos abusivos a constructores, arrendadores y promotoras inmobiliarias.
Una de las medidas propuestas por el gobierno socialista me llevó directamente a la estupefacción: un impuesto del 100% a cualquier persona de fuera de la UE que compre una casa en España. Por poner un ejemplo: si un inglés quiere comprar una casa de 300.000 euros para jubilarse en España, deberán pagar otros 300.000 en impuestos. Así de loco. Una especie de arancel proteccionista contra inversores extracomunitarios, pero a lo bestia.
La medida que seguro aplaudirán las huestes socialcomunistas por ser muy resultona y fácilmente vendible ante la opinión pública, además de tener consecuencias directas sobre otros sectores, no servirá de nada. Echarle la culpa a los ingleses, rusos, chinos y mexicanos del incremento del precio de la vivienda en España es estúpido y no se basa en datos estadísticos. Las compras de esos ciudadanos extracomunitarios en España son escasas (en 2023 sólo 27.000 de las 638.500 propiedades españolas fueron compradas por residentes no pertenecientes a la UE) y sobre una tipología de vivienda de alto standing en zonas muy particulares de nuestro país, como Baleares y Canarias especialmente. Expulsar al “rico” extranjero es un buen slogan para socialistas trasnochados, pero es ridículo pensar que eso ayudará en algo a los españoles que necesitan viviendas asequibles.
Sánchez debería haber planteado un plan serio que fuera a los problemas de raíz de la escasez de vivienda en España para incrementar notablemente la oferta y no presentarse ante la opinión pública con una serie de mantras políticos de vuelo gallináceo para despistar
Antonio Gallego
Esta surrealista iniciativa socialista ha dado la vuelta al mundo. En muy importantes e influyentes medios internacionales como Financial Times o Bloomberg se han hecho eco de la friki propuesta. Algunos incluso empiezan a pensar sobre qué aranceles deberían subirnos a los españoles para devolvernos el guantazo inmobiliario sanchista. Si tú le subes brutalmente los “aranceles” a los compradores inmobiliarios extracomunitarios, ¿te harás el sorprendido si ellos te suben a ti sus aranceles a nuestras importaciones? ¿crees que tú puedes impulsar medidas proteccionistas sin que los demás se protejan dañando a operadores económicos españoles? ¿nos escandalizaríamos si Trump decidiera que los españoles tuviéramos que pagar el 100% de impuestos sobre nuestras compras de gas, petróleo o medicamentos en USA?
En definitiva, convertir especialmente a los ingleses en los culpables de la falta de viviendas baratas en España es injusto, peligroso, tiene consecuencias y no resuelve el problema. El gobierno tendrá dificultades para explicarle a muchos gobiernos los motivos por los cuales ahora España repudia a sus ciudadanos y no a los franceses o alemanes, por poner sólo un ejemplo.
Sánchez debería haber planteado un plan serio que fuera a los problemas de raíz de la escasez de vivienda en España para incrementar notablemente la oferta y no presentarse ante la opinión pública con una serie de mantras políticos de vuelo gallináceo para despistar a los suyos y parecer que este tema le importa. No tengan ninguna duda de que si finalmente el Congreso de los Diputados le da el visto bueno a esta estúpida improvisación populista tendrá consecuencias para nuestra economía e imagen internacional.