Pedro Sánchez se ha propuesto colonizar todas las instituciones públicas del Estado. No va a dejar nada con una mínima pátina de independencia. En organismos de especial relevancia está colocando a dedo a militantes del PSOE, amigos de su imputada esposa o familiares que no saben ni dónde está la oficina en la que “trabajan”. El capo socialista no tiene escrúpulos de ningún tipo para mantenerse en la poltrona y controlar todos los resortes del poder.
Hubo un tiempo en España en el que los políticos, al menos, trataban de disimular la ascendencia política en los nombramientos de altos cargos. Aunque siempre ha habido nepotismo y amiguismo (negarlo es una estupidez), también es cierto que no en pocas ocasiones se nombraban a personas de reconocido prestigio profesional para mantener la independencia de organismos estratégicas de la Nación. Ahora con ser colega de Pedrito es suficiente. Reconocidos mamporreros socialistas con currículums más bien justitos controlan el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, CIS, Tribunal de Cuentas, Agencia EFE, RTVE, SEPI, Correos, AENA, RENFE, Banco de España, el Consejo Superior de Deportes, entre muchísimos más.
El capo socialista no tiene escrúpulos de ningún tipo para mantenerse en la poltrona y controlar todos los resortes del poder
Como todos estos nombramientos le saben a poco a nuestro insaciable presidente, también va a manosear todas las empresas privadas en las que le Gobierno tiene un peso relevante. Este sábado, con urgencia, ha decidido cargarse al presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, para colocar a Marc Murtra, amiguete que hasta ahora también trabajaba para los intereses del PSOE desde la presidencia de INDRA, principal empresa española de tecnología y seguridad.
Murtra es un hombre de partido en toda regla. Se empezó a codear con lo más granado del PSC siendo cargo de confianza socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, lo que le valió para ser nombrado a posteriori jefe de gabinete en el Ministerio de Industria socialista entre 2006 y 2008. Ha llegado a la cima de Telefónica, primera empresa de telecomunicaciones del país, después de mucha fidelidad a las siglas del PSOE y algunos trabajitos electorales poco investigados en INDRA. Por no hablar del software que le “regaló” el nuevo presidente de Telefónica a Begoña Gómez, esposa del desaprensivo Sánchez, cuestión está también sub judice.
Ha llegado a la cima de Telefónica después de mucha fidelidad a las siglas del PSOE y algunos trabajitos electorales poco investigados en INDRA
Una operación perfectamente diseñada por Sánchez, con nocturnidad y alevosía, para poner en Telefónica a un presidente de su cuerda tras convertirse el Estado en primer accionista ante el desembarco del grupo saudí STC. El presidente de la Caixa, Isidro Fainé es vicepresidente de Telefónica y también ha bendecido la operación (importante al tener casi el 10% de acciones de la operadora de telecomunicaciones) impulsada por Sánchez a pesar de haber apoyado desde el principio a Francisco Reynés. A estas alturas de la vida, Fainé tiene claro que no conviene dar batallas que piensa ganar.
Me preocupa mucho el futuro de Telefónica. Una empresa con más de 100.000 empleados en todo el mundo, con una influencia y prestigio más que notable, no puede estar dirigida por personas con escasa trayectoria profesional de primer nivel ni al servicio de un presidente del Gobierno que manosea todo lo puede. Espero equivocarme, pero tengo la impresión de que la Bolsa no verá con buenos ojos este giro brusco de la “teleco” hacía el servil politiqueo socialista.
Telefónica no puede estar dirigida por personas con escasa trayectoria profesional de primer nivel ni al servicio de un presidente del Gobierno que manosea todo lo que puede
No va a dar buenos resultados eso de quitar a un ejecutivo de primera división para poner a un coleguita del partido. Murtra no va a poder negarse a ayudar a Sánchez ante los inminentes juicios por corrupción que le rodean, controlar datos sensibles de los españoles y luchar tecnológicamente contra las críticas públicas que le afectan. En otras palabras, échense a temblar cuando el PSOE empiece a utilizar a Telefónica con el mismo nepotismo con el que dirige Hacienda o la Fiscalía General.
No conviene olvidar, para entender todo el puzle, que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en la operación también entra Ángel Escribano que tomará las riendas de INDRA con el encargo de neutralizar a José Vicente de los Mozos, el actual consejero delegado poco afín al servilismo que exige Moncloa. Escribano, que controla un 14.3% de INDRA, es fundador de EscribanoMechanical & Engineering, compañía de referencia en el desarrollo de tecnología e innovación para el sector de la defensa y la seguridad. Habrá que estar atentos a la adjudicación de contratos gubernamentales a estas empresas durante los próximos meses. Así pues, dicho a lo bruto, Sánchez se ha marcado un dos por uno. De un plumazo controlará INDRA y Telefónica, todo un conglomerado que acumulará mucho poder en áreas clave como la seguridad y la industria militar.
Estamos en esa fase del tardosanchismo en la que ya todo vale y se está preparando su futuro alejado de la política. Sabe que los españoles no le van a perdonar que esté tan asquerosamente rodeado de imputados, corrupción y una gestión pública tercermundista como la vista en Valencia. A Sánchez ya le da igual que lo tilden de antidemocrático o de “killer” que está canibalizando todas las instituciones relevantes del país para ponerlas a su servicio presente y futuro. Para lo que le queda en el convento…
