La semana que viene se organizará una manifestación en defensa de la central nuclear de Almaraz que el Gobierno tiene intención de desmantelar más pronto que tarde. A la plataforma ‘Sí a Almaraz, sí al futuro’ sólo le queda el derecho al pataleo y lo va a ejercer. Me parece muy bien.
A Pedro Sánchez poco le importa que esa central nuclear genere miles de puestos trabajo directos e indirectos en la zona de Campo Arañuelo y que ayude a fijar población en una de las provincias con menos densidad de España. Procede recordar que Almaraz genera 3.000 empleos y supone el 5% del PIB extremeño. Parece un poco irresponsable cerrar esa actividad sin plantear alternativa alguna. De hecho, la decisión del Gobierno llevará a miles de familias a la miseria.
Tampoco le importa mucho al inquilino de la Moncloa que no esté garantizada la capacidad de suministro eléctrico en España y que la energía renovable necesita de respaldo apoyándose en centrales nucleares. Parecer “ecosuperverde” es más importante que garantizar la soberanía energética de nuestra Nación. Las dos unidades de la central nuclear de Almaraz cubren el 7% de la demanda eléctrica anual de España, asegurando un suministro estable y competitivo para hogares e industrias.
La energía nuclear es la única fuente disponible en la actualidad capaz de suministrar grandes cantidades de electricidad sin contaminar la atmósfera
Además, la central nuclear de Almaraz es, como toda la tecnología nuclear, limpia. La energía nuclear es la única fuente disponible en la actualidad capaz de suministrar grandes cantidades de electricidad sin contaminar la atmósfera. Concretamente, Almaraz evita la emisión de seis millones de toneladas de CO2 al año, contribuyendo significativamente en la mitigación de ese cambio climático por el que tanto se preocupan los amigos del apocalipsis inminente.
Pues, a pesar de estos argumentos, la van a cerrar igualmente. También les da igual que Almaraz esté reconocida por la Asociación Mundial de Operadores de Centrales Nucleares (WANO) como una de las mejores del mundo y que tiene condiciones técnicas para operar incluso hasta 2063.
La energía nuclear conserva muchas ventajas y permite calentar o enfriar nuestras casas, procesos industriales y el normal funcionamiento de nuestra sociedad. Aún no estamos en condiciones de sustituir toda la energía que necesitamos por la procedente del sol o del viento. Cerrarlas por apriorismos políticos es profundamente irresponsable.
La nueva comisaria de Competencia y vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, ahora defiende la energía nuclear
El esperpento es de tales dimensiones que, incluso la nueva comisaria de Competencia y vicepresidenta de Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, ahora defiende la energía nuclear cuando ella misma ha sido la encargada de cepillarse la central de Almaraz. A los pocos segundos de beneficiarse del aumento de sueldo y de estatus, empezó a defender la nuclear con un entusiasmo pavoroso. No habrá, pues, cambio de rumbo en el gobierno europeo en torno a lo nuclear después de que el año pasado la Comisión tomara decisiones tan relevantes como incluir a la energía nuclear como estratégica en la Ley de Industria Net Zero encaminada a que las grandes empresas europeas emprendan el rumbo hacia las cero emisiones en 2050. También el año pasado, la UE abanderó un plan de impulso a los minirreactores nucleares, una tecnología aún incipiente pero que podría convertirse en una realidad, según los expertos, en los años 30.
Pues, ni con esas, Pedro Sánchez tiene intención de cambiar de parecer. Le importa un rábano que todo el PSOE extremeño esté tirándose de los pelos y que la estrategia europea de energía, con su exministra al frente, apoye sin fisuras la energía nuclear.
Al presidente del Gobierno le sigue importando más contentar a los cuatro paniaguados de Podemos que lo mantienen en la poltrona, parecer el campeón del wokismo barato y ser el adalid mundial en la lucha del cambio climático, pero sólo con soluciones de pandereta y manifestación con chaqueta de pana.