La vida de Jordi Riera i Alsina, un vecino de Girona, se ha convertido en una auténtica pesadilla tras la ocupación de su domicilio en la calle Sant Hipòlit. Después de adquirir la propiedad en 2019 y dejarla vacía durante 18 meses debido a una inexplicable demora del ayuntamiento en conceder un permiso de obras, su historia ha tomado un giro inesperado.
El día 3 de enero de 2025, tres varones de nacionalidad marroquí accedieron a su hogar, generando desconcierto entre los vecinos, quienes alertaron a Jordi. Al llegar, él y su padre encontraron la puerta forzada y el interior desordenado, con mantas y utensilios de cocina usados esparcidos por el suelo. Sin encontrar a los intrusos, Jordi decidió contratar a un operario para reparar la puerta.
FIL: La nostra experiència amb una ocupació a Girona: impotència i absurditat legal. Un fil llarg, però necessari. 🏠👇 @DiarideGirona @alcaldegi @GemmaGeis @orriolsderipoll @quimayats— Jordi Riera i Alsina (@jordiriera) January 4, 2025
Sin embargo, la situación se tornó más tensa cuando un hombre apareció amenazando a Jordi, exigiendo acceder a la planta baja. A pesar de la negativa del propietario, el hombre regresó con dos varones más, intensificando la amenaza. La llegada de la Policía Local de Girona no trajo la solución esperada; en lugar de desalojar a los ocupas, los agentes recomendaron a Jordi abandonar su propio inmueble, alegando que podrían, ¡los propietarios! incurrir en un delito al estar violando su (propio) domicilio.
El motivo de esta insólita recomendación fue un vídeo de los ocupas «cocinando» en una cocina sin gas, agua ni luz. Acorralado por la ineficiencia y la desvergüenza, Jordi se vio obligado a desistir, mientras la policía informaba por radio que «los propietarios ya habían entrado en razón». Actualmente, Jordi Riera se encuentra inmerso en un proceso judicial que avanza a un ritmo agonizante, luchando por recuperar su hogar y enfrentándose a un sistema que, a la vista de los acontecimientos, no le ampara.