Ayer Pedro Sánchez hizo su tradicional balance de final de año y volvió a sacar pecho por la marcha de la economía española. Es cierto que algunos datos macroeconómicos son positivos y no es extraño que el político de turno trate de capitalizarlos. Dicho esto, procede hacerse una pregunta: ¿ha mejorado realmente la economía de las familias españolas durante los últimos años?
Según la última encuesta publicada por FUNCAS, sólo uno de cada cinco españoles cree que 2024 ha sido un buen año para España en el terreno económico. Sólo el 7% de los jóvenes de 18 a 24 años han visto con buenos ojos lo económico. Parece evidente que pocas personas están en sintonía con el líder socialista español.
Los españoles no podemos compartir el triunfalismo propagandista de Sánchez porque sufrimos las consecuencias directas de su gestión. Sabemos que con el mismo sueldo se puede comprar menos, que la inflación nos ha comido por los pies y que desde que él gobierna nuestra economía familiar se ha descalabrado de forma considerable.
Los españoles no podemos compartir el triunfalismo propagandista de Sánchez porque sufrimos las consecuencias directas de su gestión
Sabemos que, desde inicios de 2020, la pérdida media de poder adquisitivo, medida por el aumento en el Índice de Precios al Consumo (IPC), ha sido de casi un 20%. Entre marzo de 2020 y marzo de 2024, el aumento en el precio de la energía ha sido del 32%, mientras que de la alimentación ha sido del 30%.
También sufrimos el brutal encarecimiento de la vivienda. Comprar hoy un piso en España es un 39,5% más caro que cuando empezó a gobernar Pedro Sánchez. A los alquileres no les ha ido mucho mejor: han subido un 34,3% desde junio de 2018. Por no hablar del incremento de las cuotas hipotecarias durante estos últimos años como consecuencia de la subida de los tipos de interés marcados por Bruselas.
Además, somos plenamente conscientes de que este presidente jamás ha bajado los impuestos. Más bien al contrario: el Gobierno ha subido 81 veces los impuestos y cotizaciones desde 2018. Se han adoptado subidas de impuestos por valor de 9.625 millones, así como incrementos de las cotizaciones por otros 26.115 millones. Eso sin contar el incremento recaudatorio vía inflación, que ha supuesto una subida encubierta de la tributación de 27.100 millones.
Estos datos contribuyen de manera muy clara a que sigan creciendo los porcentajes de la población en riesgo de pobreza o exclusión social en general y entre los niños que ha aumentado al 26,5% y 34,5%, respectivamente, significativamente por encima de sus medias de la UE.
Solo Rumanía, Grecia e Italia tienen peores registros que España, un estado miembro que según Bruselas cuenta con «importantes riesgos de convergencia social»
No es de extrañar que el pesimismo sobre la situación económica sea muy notable entre la juventud española, tal y como señala la reciente encuesta de FUNCAS. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa mundial de desempleo para jóvenes de 15 a 24 años se ha reducido a un 13%. Sin embargo, España presenta una tasa de desempleo juvenil que asciende al 26,6% y tenemos a más de 900.000 ninis (jóvenes de 16 a 29 años que ni estudian ni trabajan), según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
No sólo los españoles nos hemos dado cuenta de que la situación económica es más que mejorable. También la Comisión Europea ha detectado los importantes desequilibrios sociales que sufre nuestro país. El organismo recientemente ha realizado un exhaustivo análisis sobre la situación social de los países miembro y sitúa a nuestro país a la cola de la UE por sus niveles de paro, riesgo de pobreza y exclusión social. De hecho, sólo Rumanía, Grecia e Italia tienen peores registros que España, un estado miembro que según Bruselas cuenta con «importantes riesgos de convergencia social».
Francamente, con estos datos encima de la mesa, parece insultante que el presidente español salga a la palestra a decir que vamos como un cohete, que la situación económica del país es excelente y que todo va viento en popa. No procede que haga tales ejercicios de exaltación sabiendo que hay millones de españoles las están pasando realmente canutas. A no ser que esos españoles le importen un pito, cosa que tampoco me extrañaría mucho…