A estas alturas del año está claro que entraremos en el 2025 sin Presupuestos. Seguiremos con los Presupuestos de 2023, prorrogados por segunda vez.
Esto no es una buena noticia para un Gobierno que pretende aguantar hasta julio de 2027. No disponer de Presupuestos, además de un incumplimiento constitucional, es una muestra de debilidad política muy grave y priva al Gobierno de una herramienta económica fundamental para funcionar. En otros tiempos esto implicaba la caída del Gobierno. Ahora las tragaderas gubernamentales son increíbles.
Dicen que mantienen su propósito de aprobar los Presupuestos de 2025 en los primeros meses del año. Veamos.
La ley del tipo mínimo del 15%
El Gobierno consiguió, a duras penas, aprobar en el Congreso la Ley que establece en el Impuesto sobre Sociedades de las grandes multinacionales españolas un tipo mínimo del 15% de su beneficio mundial.
Se aprovechó esta Ley para, vía enmiendas, retocar algunos impuestos y posibilitar un aumento de la recaudación, en 2025, en torno a 5.000 M. Esto también era imprescindible para cumplir el Plan Fiscal comprometido con Bruselas y para recibir 7.200 M del quinto desembolso de los Fondos Next Generation.
Las enmiendas del PP en el Senado
Esta Ley se encuentra ahora tramitándose en el Senado. El PP va a introducir algunas enmiendas. La más importante consiste en una exención gradual en el IRPF sobre los primeros 30.000 euros, para jóvenes menores de 35 años, durante los primeros 4 años de vida laboral, a saber: un 100% de exención el año 1, un 75% el año 2, un 50% el año 3 y un 25% el año 4. Con obligación de destinar el importe exento a vivienda, emprendimiento, formación o natalidad.
Desde luego, algo hay que hacer en este tema pues el IRPF de las rentas modestas está injustamente diseñado: una renta de 15.876 euros (el salario mínimo) no paga nada, pero una renta de 25.000 paga, en Cataluña, 3.634 euros, lo que supone un 40% del exceso de 25.000 sobre 15.876. En Madrid paga 3.299 euros, un 36% del exceso. Algo falla ahí.
Cuando la Ley vuelva al Congreso, se rechazarán todas las enmiendas del PP y se aprobará el mismo texto aprobado inicialmente por el Congreso. Se publicará en el BOE antes de fin de año.
En qué consiste la mini-reforma fiscal
Son pocas cosas:
1.Dejar para más adelante la decisión sobre el Impuestazo a las energéticas.
2.Prorrogar por 3 años, y endurecer, el impuestazo a los Bancos (1.700 M en 2024).
3.Rebajar el tipo de Sociedades hasta el 17% – 20% para microempresas y PYMES.
4.Resucitar los injustos estacazos del Decreto-Ley del PP (de Cristóbal Montoro) en el Impuesto sobre Sociedades de las grandes empresas.
5.Subir del 28% al 30% el tipo de gravamen aplicable en el IRPF sobre la parte de la base liquidable del ahorro que exceda de 300.000 euros.
6.Endurecer el impuesto especial al tabaco y crear otro sobre vapeadores.
Qué va a pasar con el impuestazo a las eléctricas
Junts y PNV quieren suprimir este impuestazo (1.200 M en 2024) pues lastra la competitividad de las empresas y las obliga a llevar sus inversiones a otros países. El 21 de noviembre, para no provocar una catástrofe, aceptaron aprobar la Ley del 15%, sacando fuera este tema. Para contentar a todos se acordó constituir en los siguientes días una comisión negociadora con la participación de todos los partidos. La idea era prorrogar el impuestazo, pero introduciendo fuertes deducciones por las inversiones en descarbonización. Era una manera, momentánea, de salir del paso.
Han pasado 15 días y no se ha hecho nada de lo hablado. Se dijo que, si la comisión negociadora no llegaba a un acuerdo antes del 31 de diciembre, el Gobierno aprobaría un Decreto-Ley prorrogando el impuestazo para el 2025, con las deducciones indicadas. Terminar el año sin hacer nada supone que el impuestazo queda extinguido pues nació para ser aplicado en 2023 y 2024.
No cabe esperar nada de la comisión negociadora. El Gobierno tendrá que aprobar entonces el Decreto-Ley. Pero hay que advertir que a las energéticas no les gusta nada el tema de la deducción por inversiones: conocen de sobra la afición de la Inspección de Hacienda a cuestionar las deducciones. Lo único que les da seguridad es la supresión del impuestazo, lisa y llanamente.
Por eso, lo más probable es que, en los últimos días de diciembre, el Gobierno apruebe el Decreto-Ley. Y que, sometido a convalidación en el Congreso en febrero, no cuente con los votos de Junts / PNV y decaiga. En tal caso, el impuestazo habrá muerto.
La aprobación de los objetivos de estabilidad presupuestaria
Este es un paso previo para que el Gobierno pueda aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos. Se trata de someter a la aprobación de las Cortes: el Techo de Gasto, el Déficit máximo (desglosado entre Administraciones, en % de PIB) y el Objetivo de Deuda Pública (en % de PIB).
Estos Objetivos fueron aprobados por el Gobierno en dos ocasiones, en julio y en septiembre de 2024. Y en ambas fueron rechazados por el voto en contra de Junts.
En febrero de 2025 el Gobierno buscará de nuevo la aprobación de esos Objetivos. Pero antes tendrá que consensuarlos con sus socios. Si no lo consigue, no habrá Presupuestos. Y, si lo consigue, le queda la tortura de la tramitación presupuestaria. En el mejor de los casos, nos pondríamos en abril/mayo de 2025.
Qué hará Junts
No va a ser fácil conseguir el OK de Junts. Pedro Sánchez les tiene hartos. Le acusan de incumplir todas sus promesas (amnistía, inmigración, inversiones, desclasificación del CNI…). El lunes sabremos alguna cosa.
Qué hará ERC
Junqueras ganará el día 14. Y se habla de someter a consulta de la militancia la actitud a tomar por ERC con el Gobierno.
Qué hará Podemos
Los 4 diputados de Podemos son imprescindibles para aprobar los Presupuestos. En Podemos ponen dos condiciones para dar su aprobación. La primera es que España rompa todo tipo de relaciones con Israel. La segunda es que los alquileres sean rebajados un 40%, por Decreto-Ley. Así de sencillo. Se han sometido esas condiciones a la aprobación de la militancia, y las ha confirmado. Si mantienen esas condiciones (la segunda es imposible), no habrá Presupuestos.
Conclusiones
1.Es probable que algún socio vote en contra y el Gobierno no consiga que se aprueben los Presupuestos de 2025.
2.El rechazo a los Presupuestos no hará caer al Gobierno. En ese caso, Sánchez aguantará en 2025 prorrogando por segunda vez los Presupuestos de 2023. En la situación en que se encuentra, lo que toca no es gobernar. Es resistir. Y para eso funcionará día a día. Con Decretos-Leyes cuando sea necesario, negociando y cediendo. Si quiere hacer cosas, tendrá que comprar el voto de todos sus socios. Todas las veces. Tendrá que contentar a los nacionalistas de derechas, a los nacionalistas de izquierdas y a la extrema izquierda no nacionalista. Eso no es fácil y es delicado. Pero a él no le importa ceder lo que haga falta.
3.Sánchez no necesita ser receptivo a las demandas de sus socios. Aunque no les haga caso, no harán nada para echarle. Nunca van a contar con un Presidente que les necesite tanto, de modo que pueden poner precio a toda iniciativa gubernamental. La alternativa electoral no les conviene en absoluto.
4.Ante esa tesitura, lo más conveniente para el país es que no haya iniciativa gubernamental alguna. No se sabe cuánto tiempo se puede durar así.