Tratar al turista como a un delincuente potencial

El Gobierno pone en marcha una nueva operación orweliana para el control más absoluto de los ciudadanos con la excusa de la seguridad ciudadana

Exterior del hotel Palma Bellver.
Exterior del hotel Palma Bellver.

Este lunes 2 de diciembre entró en vigor el nuevo registro de viajeros que deberán cumplimentar agencias de viajes, hoteleras y alquiladoras de vehículos sin conductor. Turistas y personas con obligaciones laborales de viajar tendrán que comunicar a las empresas de estos sectores todos sus datos personales en aras de la seguridad ciudadana, según el Ministerio del Interior socialista.

Te piden todos los datos habidos y por haber. Hasta un total de 42 casillas con información personal del huésped en cuestión, datos bancarios incluidos. Así te tienen bien fichadito, no sea que seas un depravado forajido. Una nueva operación orweliana para el control más absoluto de los ciudadanos con la excusa de la seguridad ciudadana, que dicho sea de paso a este gobierno le importa un rábano. Ni Franco se atrevió a implementar una iniciativa de control personal similar.

El mismo gobierno que deja que lleguen a España miles de inmigrantes sin ningún tipo de control ahora dice estar preocupadito con la seguridad. El mismo gobierno que se niega a explicar dónde y porqué vuela el Falcón oficial exige que todos seamos transparentes. A este gobierno sólo le interesa controlar a la población para manipularla. Sólo ante eso responde esta iniciativa, exactamente igual que con las limitaciones de dinero en efectivo o la implementación del dinero digital. 

Los turistas no merecemos ser tratados como delincuentes potenciales. Lo de este gobierno es turismofobia institucional en toda regla

Esta iniciativa, con la que los hackers ya se están frotando las manos, limita la libertad individual de los ciudadanos, choca con nuestro derecho a la intimidad, es una desvergonzada violación de la privacidad, bordea la actual legislación de protección de datos y es un paso más hacia una sociedad más hiper controlada. Una norma que perjudica a las empresas turísticas que tendrán que hacer frente a más costosa burocracia y que se enfrentarán, sin duda, a situaciones embarazosas con sus clientes. Creo que los turistas no merecemos ser tratados como delincuentes potenciales. Lo de este gobierno es turismofobia institucional en toda regla.  

«Quienes están dispuestos a renunciar a la libertad esencial para comprar un poco de seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad», dijo Benjamin Franklin. Quizás es momento de plantarse ante tanto abuso antilibertario gubernamental. 

Antonio Gallego
Antonio Gallego
Antonio Gallego: Economista. Ha sido diputado en el Congreso y en el Parlament.

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