El pasado mes de junio los creadores de los fármacos Ozempic y Wegovy, Daniel J. Drucker, Jeffrey M. Friedman, Joel F. Habener, Jens Juul Holst y Svetlana Mojsov, recibieron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. El galardón había sido otorgado por la importancia que han tenido estos medicamentos para el tratamiento de la diabetes 2. Pero también su inesperado papel en la lucha contra la obesidad. Una enfermedad que afecta a millones de personas en Occidente y que hoy parece posible combatir gracias a estos tratamientos que, en este caso, logran reducir el apetito de los pacientes y, con ello, una bajada de peso notable.
Ozempic y Wegovy, como era de esperar, se han convertido en medicamentos estrella en ámbitos como el de los influencers o el de los actores. Y, así, figuras como Kim y Kloeh Kardashian u Oprah Winfrey han admitido utilizarlos para lograr cambios más que notables en su físico. Se rumorea que hasta Michelle Obama lo estaría utilizando, ante la delgadez que luce últimamente. Otras estrellas como la actriz y modelo Barbie Ferreira se han subido al carro de la delgadez extrema por la vía del Ozempic. Algo que, en casos como este, llama especialmente la atención pues Ferreira ha sido hasta ahora una de las mayores exponentes y defensoras del movimiento body positive.
No tan diversos
El body positive nació como una forma de desafiar los estándares de belleza tradicionales y celebrar la diversidad corporal. Gracias a esto, la obesidad pasó de ser un problema de imagen a una forma más de vivir y de disfrutar. Promovía mensajes de autoaceptación, con figuras públicas y celebridades difundiendo sus virtudes, sobre todo a través de redes sociales. Una difusión que, además, se realizaba amparada bajo el paraguas de lo woke. Pero ahora todo parece haber cambiado y en los últimos días la polémica está sobre la mesa debido precisamente a la nueva imagen de Barbie Ferreira, que nada tiene que ver con la que lucía hace tan solo unos meses.
Euphoria star Barbie Ferreira is trending after this insane transformation👀 pic.twitter.com/BKMhYT1pXk— kira 👾 (@kirawontmiss) November 26, 2024
Demócratas contra la obesidad
Pero el impacto del Ozempic ha salido de ese escenario para entrar de lleno en el de la política. En España existen dudas sobre los posibles efectos secundarios a largo plazo para quienes lo utilizan como medicamento para adelgazar y no es fácil obtener receta a través de la sanidad pública. En EEUU, sin embargo, el presidente Joe Biden ha puesto sobre la mesa la posibilidad de facilitar el acceso a estas medicaciones a bajo precio a través de los sistemas Medicare y Medicaid. El primero es un pograma federal que brinda cobertura médica principalmente a personas mayores de 65 años y a algunos jóvenes con discapacidades. Está financiado por impuestos sobre la nómina y no cubre todos los costos, dejando a los usuarios con gastos de bolsillo considerables. Medicaid, por su parte, es un programa conjunto entre los gobiernos federal y estatal que ofrece cobertura de salud a personas y familias con ingresos bajos. Su alcance varía dependiendo del estado.
Médicaments antiobésité : Joe Biden ouvre la voie à un remboursement de l’Ozempic ou du Wegovy aux Etats-Unishttps://t.co/HlHwGsZZaV— Libération (@libe) November 26, 2024
La oposición de Kennedy Jr al negocio de Novo Nordisk
Los republicanos, que con Donald Trump a la cabeza retornarán a La Casa Blanca el próximo mes de enero, no son partidarios de la ampliación de este tipo de coberturas. Y menos ahora, cuando su programa electoral pasa por un importante recorte de todo tipo de prestaciones. Además, el más que probable nuevo responsable del Departamento de Salud, Robert Kennedy Jr, no comparte la alegría con la que Ozempic se está empleando para adelgazar. Así lo demostró en octubre, cuando aseguró que este medicamento, producido por la danesa Novo Nordisk, ni siquiera está respaldado por el Gobierno de Dinamarca, que, según Kennedy Jr, «recomienda un cambio de dieta para tratar la obesidad y hacer ejercicio». Para este republicano, «dado que el 74% de los estadounidenses son obesos, el coste de todos ellos, si toman sus recetas de Ozempic, será de 3 billones de dólares al año». Algo que convertirá a Novo Nordisk «en la mayor empresa de Europa».
Robert F. Kennedy Jr.: «Today, over 100 members of Congress support a bill to fund Ozempic with Medicare at $1,500 a month. Most of these members have taken money from the manufacturer of that product, a European company called Novo Nordisk. As everyone knows, once a drug is… pic.twitter.com/qrken4yM75— Camus (@newstart_2024) October 16, 2024
¿Y los ciudadanos?
Así las cosas, el body positive parece que tiene los días contados, al menos en EEUU. Y no deja de ser llamativo que quienes más lo han promovido sean hoy los que pretenden que, vía medicamento, se haga frente a la obesidad cuya aceptación hasta ahora se promovía. La conexión entre la caída de lo woke, el declive del body positive y el debate en torno a medicamentos como Ozempic refleja una sociedad dividida entre avanzar hacia la inclusión o regresar a valores tradicionales. Pero, desde la perspectiva política, estos temas son campos de batalla que, como casi todo hoy en día, están inmersos en el caos. Los hasta hoy defensores del body positive recurren al Ozempic asegurando que es otra forma de luchar por la inclusión. Frente a ellos, quienes no quieren más gastos para la Administración, se escudan en lo anti-woke para rechazar esta propuesta. La vuelta a la normalidad que promulga Trump en EEUU y que, por extensión, afectará a Europa no será, desde luego, sencilla. Y, frente a las incoherencias de unos y otros, los ciudadanos tendrán difícil adaptarse.
A largo plazo, el uso masivo de medicamentos como Ozempic podría cambiar la forma en que la sociedad percibe la obesidad y las soluciones a la misma. Mientras tanto, el desafío sigue siendo encontrar un equilibrio entre avanzar hacia un enfoque inclusivo que valore la diversidad corporal y, al mismo tiempo, mantener la sostenibilidad de los sistemas de salud. Los ciudadanos, atrapados en medio de este conflicto ideológico, enfrentan el reto de adaptarse a una realidad que parece oscilar entre la promoción de la salud física y la presión por cumplir con expectativas estéticas impuestas.