El gobierno de Sánchez lleva años sobreviviendo a duras penas perseguido por la alargada sombra del incumplimiento de algunas de sus promesas electorales de mayor calado político (regenerar la vida pública, no gobernar con Podemos y traer a los secesionistas catalanes prófugos para juzgarlos en España) y por las continuas concesiones hechas a sus avalistas de ERC, Junts, EH Bildu y PNV (indultos, amnistía, concierto económico y excarcelación de terroristas) que siguen respaldándolo en el Congreso, muy conscientes todos ellos de que les resultará muy difícil que vuelva a presentárseles una ocasión mejor para pasar la bandeja y llenarla sin apenas resistencia (por no decir complacencia) del gobierno de España.
Ahora, aquel lema un tanto exagerado del PSOE de González, “Cien años de honradez”, ha terminado también saltando por los aires. Y no me refiero únicamente a los numerosos casos de corrupción que salpicaron a los gobiernos de González entre 1982 y 1996, casi todos ellos saldados con dimisiones sonadas, ni siquiera a la continuada trama de corrupción urdida por el PSOE en Andalucía desde la Junta en torno a los ERE’s, sino a la constatación por parte del juez Moreno de la Audiencia Nacional de la existencia de una organización dentro del gobierno y del PSOE de Sánchez dedicada la obtención de comisiones y blanqueo de dinero mientras Ábalos fue ministro de Transportes y secretario de organización del PSOE. En concreto, el magistrado eleva la causa al Tribunal Supremo para que culmine la investigación sobre el aforado Sr. Ábalos sobre quien pesan las acusaciones de pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y cohecho.
Ahora, aquel lema un tanto exagerado del PSOE de González, ‘Cien años de honradez’, ha terminado también saltando por los aires
Que Ábalos fuera el compañero de fatigas de Sánchez en su larga marcha por las sedes del PSOE y Koldo el militante ejemplar y chico para todo quien, gracias a su titánico porte ejerció de guardián de los avales que permitieron a Sánchez recuperar la secretaría general del PSOE, no son meras casualidades. Como tampoco lo es que Cerdán, el nexo de unión entre Koldo y Ábalos, medrara a la sombra de éste en la secretaría de organización, riéndole sus gracias según algunas fuentes del propio PSOE, y llegara a sustituirlo, tras el fulminante e inexplicado cese de Ábalos en julio de 2021. Cualquier persona con cierta perspicacia política tendrá la mosca detrás de la oreja y se preguntará por las razones que hay detrás del meteórico ascenso del oscuro Cerdán, interlocutor habitual del prófugo de Waterloo, hasta la secretaría de organización del PSOE de Sánchez. Este rocambolesco asunto tal vez les recuerde a los más viejos el fulminante ascenso de Roldán, desde el matadero de Zaragoza a la dirección general de la Guardia Civil, con los avales de Barrionuevo, ministro del Interior, y Serra, vicepresidente de González, impresionados ambos por su actuación tras el monstruoso atentado de ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza.
La línea de defensa del gobierno de Sánchez ha sido la habitual en estos casos, una pócima donde se mezclan dosis de pretendida ignorancia (“no sabíamos nada”) y una rotundidad aparente (“el que la hace la paga”) para desmarcarse de los corruptos. Pero a estas alturas, la excusa avanzada por el presidente Sánchez sobre el cese fulminante de su mano derecha y hombre de confianza, a saber, la necesidad de dar un nuevo impulso a la acción del gobierno tras la pésima (según el autor de estas líneas, notable o sobresaliente cum laude, según el presidente del gobierno) gestión de la pandemia, no cuela. Cualquier observador medianamente objetivo alberga la certeza de que Sánchez, por mucho que intente aducir ignorancia para desmarcarse de Ábalos, estaba al tanto de las actividades de la trama corrupta en julio de 2021, cuando decidió cesarlo de ministro y número 3 del PSOE, siguiendo las instrucciones del manual del político para abordar estos casos: apartar discretamente a la oveja negra de puestos de máxima responsabilidad y guardarle un buen lugar en las listas del PSOE a la UE o al Congreso para asegurarle un buen sueldo y mantenerlo calladito.
Los intentos de paralizar las investigaciones en los tribunales han fracasado uno tras otro
El problema de Sánchez es que Cerdán en el PSOE y los bomberos del gobierno y del grupo socialista en el Congreso, con Bolaños, Montero, Armengol y Patxi a la cabeza, no han logrado sellar el perímetro de los diversos incendios cuyas llamas cercan la sede Ferraz y resultan ya visibles desde los jardines del palacio de la Moncloa. Pese a las manidas excusas empleadas por el presidente y sus jardineras para eludir contestar a los medios de comunicación (‘no hay caso’, ‘son bulos’ y ‘noticias falsas’, etc.) cuando son interpelados, lo cierto es que tanto en el asunto de la trama Ábalos-Koldo como en el de la cátedra de la esposa del presidente, los intentos de paralizar las investigaciones de los tribunales han fracasado uno tras otro, y a medida que vayan conociéndose nuevos hechos van a dejar en evidencia a quienes desde el PSOE y el gobierno han intentado quitarles hierro y desviar la atención hacia el caso de un defraudador fiscal que la torpe actuación del fiscal general ha vuelto también en su contra.
Aunque de momento, la Audiencia Nacional ha desestimado la infundada querella interpuesta por el PP por posible financiación ilegal del PSOE, no cabe descartar que el asunto vuelva a investigarse tras certificar un socio de Aldama ante notario la entrega de sacos con dinero en la sede de Ferraz, ni que las investigaciones judiciales ordenadas por el Tribunal Supremos desvelen nuevas operaciones y encuentros de los miembros de la trama con altos cargos del PSOE y del gobierno que acaben socarrando a Cerdán y Armengol y hasta implicando a quien los miembros de la trama se referían como el número uno. Algo me atrevo a pronosticar: las llamas del incendio no van a engullir únicamente al grandullón y a su jefe Ábalos. Ya veremos si estoy en lo cierto.