El organizador del evento separatista Som 1 d’Octubre, Jordi Mateu, ha salido al paso de las acusaciones sobre su supuesta fuga, destapadas este miércoles por La Vanguardia. En declaraciones a El Nacional, Mateu ha asegurado que ni se ha fugado ni ha estafado a los proveedores de la fiesta independentista, celebrada el pasado 28 de septiembre en el Maresme. Mateu ha admitido que tiene problemas para pagar estas facturas. Sin embargo, ha explicado que diversos contratiempos dieron al traste con las previsiones que habían hecho los organizadores, integrados en un comité de 11 personas, según ha explicado.
Mateu ha explicado que un problema de salud lo ha tenido recluido en casa desde la celebración del evento. En concreto, ha señalado, ha sufrido una subida de tensión ante la que el médico le prescribió descanso y «desconexión absoluta». De ahí que no haya dado señales de vida desde entonces.
Comisión organizadora
Jordi Mateu ha explicado también que la comisión organizadora del evento estaba formada por él mismo y por personas designadas por los ayuntamientos de Arenys de Mar, Arenys de Munt y Canet de Mar. También ha afirmado, según el digital separatista, que las acusaciones formuladas contra él «no tienen ni pies ni cabeza». Ha admitido, no obstante, que será difícil poder pagar las facturas de la fiesta, que sumarían unos 39.000 euros y no los 100.000 euros indicados por La Vanguardia.
El organizador de Som 1 d’Octubre ha dicho sentirse «escandalizado y muy indignado» ante las acusaciones de estafa. En este sentido, ha explicado que «no hay dinero» salvo lo recaudado en las barras de las conciertos, que no llega a los 4.000 euros. Un dinero que ya se está empleando para el pago de las facturas de los proveedores. Jordi Mateu ha reconocido que las dificultades ya las tuvo claras antes de celebrar la fiesta, cuando no logró los permisos necesarios para celebrar en la playa de Arenys los que debían ser los conciertos más importantes de esa jornada. A esto ha sumado que la ANC se había comprometido a aportar 5.000 camisetas, cuya venta permitiría afrontar parte de los gastos. Sin embargo, la organización presidida por Lluís Llach no cumplió su palabra, según la versión de Mateu.