Tan sólo por leer “Y los vencejos, ¿dó se fueron?” ya merece la pena acercarse al último libro de Santiago Trancón “La verdad sea dicha”. En esa mirada llena de ternura sobre aquellos incansables pájaros de nuestra infancia en peligro de extinción, se refleja por contraste todo el espanto que deja tras de sí nuestra clase política.
Santiago Trancón es autor de más de una docena de libros (poesía, novela y ensayo), además de haber publicado cientos de artículos en periódicos y revistas desde hace décadas (se inició en el mítico Viejo Topo), que van de El País y El Mundo a Libertad Digital o La Nueva Crónica. Crítico teatral de Diario 16 y El Mundo, asiduo colaborador de Primer Acto y profesor de dramaturgia de la RESAD, ha escrito una obra excepcional, de obligada referencia, Teoría del Teatro, además de una investigación sobre El Quijote, en la que defiende el origen judeoconverso de Cervantes y la influencia del entorno geográfico y cultural del antiguo reino de León en la obra más universalmente conocida de nuestra literatura.
La variedad de temas, lejos de provocar dispersión, va conformando un todo en el que unos artículos se iluminan y completan con otros
Su faceta de escritor, poeta y novelista, la ha hecho compatible con su compromiso político y social, escribiendo dos obras imprescindibles para comprender el confuso momento en que vivimos: España sentenciada pero no vencida y, el último, La verdad sea dicha. Conocido por ser el autor del Manifiesto de los 2300, «el primer Manifiesto de la democracia», según Arcadi Espada, en el que prematuramente se denunciaba el proyecto catalanista que nos ha llevado a la deplorable situación actual, este libro –La verdad sea dicha-, recoge una selección de los mejores artículos que el autor ha publicado en los últimos diez años.
Al presentarlos en forma de libro, nos permite leerlos y disfrutarlos con la calma, la continuidad y la libertad que el libro ofrece, sustrayéndolos de la volatilidad del momento en que fueron escritos. La variedad de temas, lejos de provocar dispersión, va conformando un todo en el que unos artículos se iluminan y completan con otros, hasta configurar una teoría, no sólo política, sino filosófica y vital, incitando al lector a pensar por su cuenta y riesgo sobre los problemas políticos, sociales y culturales que hoy más nos inquietan. Destaca por un lado, su estilo, ameno, atractivo, preciso, lleno de recursos, y por otro, la originalidad y claridad de las ideas, huyendo siempre de la vulgaridad o los lugares comunes. Recupera así el autor el artículo periodístico como género literario, de gran tradición española, llena de escritores que alcanzaron su plenitud literaria escribiendo en periódicos y revistas, desde Larra a la Generación del 98.
La verdad siempre es objetiva y social y en eso se distingue de la opinión y la creencia
Gira el libro en torno a dos conceptos fundamentales, la verdad y el bien, hoy totalmente pervertidos y sin los cuales no es posible organizar ninguna sociedad. Frente a la mentira, el engaño, la manipulación de la mente, es preciso hoy más que nunca, defender la idea de verdad como realidad objetiva, como constatación de los hechos, como descripción de los actos efectivamente ocurridos. La verdad siempre es objetiva y social, y en eso se distingue de la opinión y la creencia. Por eso la verdad debe ser dicha y defendida. Igualmente, frente al buenismo y el relativismo moral, filosófico y político, es necesario hoy afirmar que el mal, la maldad y los malvados existen, no son meras apreciaciones subjetivas.
Nada mejor que esta cita de Hanna Arendt para resumir el contenido de este libro, de lectura altamente recomendable: «Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así, puedes hacer lo que quieras.»