El próximo viernes día 2 de agosto las bases de ERC han de ratificar, o no, el preacuerdo alcanzado entre ERC y el PSC/PSOE para investir a Illa. Del preacuerdo sólo tenemos una versión, muy poco detallada, de ERC. El PSC guarda silencio para no descafeinar la versión de los republicanos y favorecer así que las bases den el OK. A ERC y al PSC les interesa que PP, Vox o Page pongan el grito en el cielo. A más griterío, más probabilidades de que las bases ratifiquen el preacuerdo. La dirección de ERC ha optado, coherentemente con sus intereses, por investir a Illa aún a sabiendas de que su relato se verá desmentido con el paso del tiempo, pero ya habrán conseguido su objetivo: dejar fuera de juego a Puigdemont, su auténtico enemigo. Illa por su parte , una vez investido, puede romper con ERC sin excesivos problemas. Una moción de censura es imposible.
La cuestión ahora es ver qué va a hacer Puigdemont. Dice que va a volver. Pero, si lo hace para el debate de investidura, ya será tarde. Su última baza, si quiere influir en la decisión de las bases republicanas, es presentarse en Catalunya antes del viernes. ¿Lo hará? Si se presenta y es detenido, aunque todo indica que saldría en libertad provisional, condiciona a ERC y, aunque no logre su objetivo de frenar la investidura de Illa, preserva su imagen de cara al futuro. Si no lo hace, está acabado. Si pretende ser el líder del independentismo, no puede seguir escurriendo el bulto. Ha llegado el momento de la verdad.