La intransigencia del nacionalismo lingüístico, en alza. En los últimos tiempos, los señalamientos y amenazas a comercios que rotulan o atienden en castellano se han multiplicado. Así, después de que ayer un colaborador de Catalunya Ràdio arremetiese contra la cadena de supermercados Bon Àrea por el etiquetaje de unos batidos, el escritor Marius Serra ha cargado contra la juguetería Drim. «Voy al Drim del barrio a comprar el juego del Monstruo de Colores. No lo tienen en catalán. Me dicen que no lo tendrán, que lo compre en castellano. Ni el Monstruo ni otros juegos que me consta que se editan en catalán (Catan, Carcassone)», ha denunciado.
Acto seguido, llama a boicotear al establecimiento. «Nos queremos nutrir en catalán y decimos no a Drim». Mientras, el colectivo Mantic el Català se ha hecho eco de las quejas de una usuria llamada Cristina Turbau sobre la tienda deportiva Decathlon. «Decepcionada con Decathlon Gerona. Cada vez es más difícil encontrar a personal que hable catalán. No hacen ni el esfuerzo, y algunos te miran mal si haces un mantic-el-català [práctica común entre los nacionalistas en que consiste en no hablar nunca en castellano sea cual sea la situación].» Y añade: «Con el cambio de distribución de tienda se ha priorizado al castellano. Queda mucho trabajo por hacer Núria Riquelme [consellera de lengua en el Ayuntamiento]».