No son pocos los analistas que han advertido que las políticas lingüísticas de la Generalitat, que apuestan por el monolingüismo en catalán tanto en la escuela como en la Administración, han promovido una fuerte intransigencia lingüística en parte de la población catalanohablante, normalmente secesionista. Así, alentados por lobbys ultra como Plataforma per la Llengua o el colectivo Mantic el català, se han convertido en moneda corriente los señalamientos a comercios o dependientes que optan por el castellano. Y, en ocasiones, los supuestos agravios lingüísticos rozan la caricatura.
Es el caso de la publicación compartida en X por el lingüista David Valls, colaborador de Catalunya Radio y autor de libros y documentales sobre el catalán. «Los del BonÀrea tienen unos cojones que se les pisan. Hacen productos [refiriéndose a unos batidos] con un lado en catalán y el otro en castellano, pero han decidido poner la pajita en el lado etiquetado en catalán», relata Valls en la red social. Y concluye: «Obviamente decisión premeditada. ¿Se habrían atrevido a hacerlo al revés?».