Gonzalo de Oro (Madrid, 1970) es el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Barcelona. La formación logró en las últimas elecciones municipales dos concejales que, desde la oposición, intentan marcar la agenda del socialista Jaume Collboni. De Oro tiene claros los problemas de la ciudad pero también la desconexión que existe entre la clase política dirigente y los residentes en la capital catalana. Una desconexión que destaca en esta charla como lo que más le ha sorprendido a su llegada al Consistorio.
Vox lleva ya un año en la oposición del Ayuntamiento de Barcelona. ¿Qué balance hace de esta etapa?
El balance es bueno porque nosotros vinimos a cambiar cosas, a poner los problemas de los vecinos encima de la mesa para intentar solucionarlos y lo estamos consiguiendo a pesar del cordón antidemocrático que se ejerce contra nosotros. Intentan arrinconarnos y mostrarnos como si fuéramos bichos raros pero la realidad es que conseguimos que se hable de los temas e, incluso, propuestas nuestras a las que votan en contra las plantean otros partidos un mes después. Con lo cual abrimos un poco la veda y quitamos el miedo. Nosotros hemos venido a hacer política, no a jugar como si esto fuera un parvulario. No pensamos en quién presenta las cosas sino que, si alguien hace una propuesta que pensamos que es buena para los vecinos, la apoyamos y no hacemos cordones contra nadie. Insisto, hemos conseguido que se hable de nosotros, que se hable de los problemas que ponemos sobre la mesa y que se normalicen. Hay cosas de las que ahora se habla y hace un año era imposible.
¿Y cómo llevan el famoso cordón sanitario contra su partido?
Lo llevamos bien porque sabíamos que lo íbamos a sufrir. Lo llevamos con deportividad (risas). La verdad es que es un cordón especialmente potente en la Generalitat y en el Ayuntamiento de Barcelona. En otros sitios es algo más suave. Pero aquí son plazas en las que la política nacional y autonómica está más presente. Ya le digo que lo llevamos bien. El hecho de estar solos nos refuerza más. Están todos en contra de nosotros y eso significa que algo estamos haciendo bien. Cuando todos los, entre comillas, malos van por un lado y nosotros vamos por otro es señal de que lo hacemos bien. Lo importante es que estamos sacando temas que preocupan a los barceloneses y que queremos mejorarlos. Estamos para hacer política municipal. Aquí no vamos ni a arreglar el mundo, ni a arreglar Cataluña, ni a arreglar España. Para eso hay otros foros. Estamos aquí para arreglar Barcelona, que hoy es la ciudad más inseguridad de España y, según Eurostat, la segunda ciudad más insegura de Europa, después de Bruselas.
¿Qué tal es la relación con el PP en el Ayuntamiento?
Es correcta en cuanto a lo personal. Pero esto pasa con los concejales de otros partidos también. En esto no se puede hablar de partidos sino de personas. Entonces, hay personas con las que la relación es cordial, correcta, porque son educadas y saben distinguir entre lo político y lo personal. No vamos a irnos a comer con ellos pero hay un cierto respeto. Luego hay otros concejales que ni nos hablan.
Estamos aquí para arreglar Barcelona que hoy es la ciudad más insegura de España y la segunda de Europa
Gonzalo de Oro
¿Con algún separatista hay este cierto respeto?
En general, quienes peor nos han tratado desde el primer día han sido los comunes. Con ellos la relación ha sido más tensa. A ver, nosotros no estamos aquí para adornar los méritos de nadie sino para decir las verdades del barquero. Nosotros podemos estar de acuerdo con el PP o con Junts en algunas cuestiones de seguridad. Pero, en el momento en el que ellos ocultan el origen de este problema de inseguridad, que casi siempre viene de la inmigración ilegal y masiva, nosotros lo denunciamos. Pasa también cuando hablamos de cuestiones de política nacional o la ley de amnistía… Son problemas que están constantemente encima de la mesa y la relación con respecto a esto no es buena. Pero luego depende de la persona y en algún caso la relación es educada.
Es curioso porque Junts ha reclamado al Gobierno central el traspaso de las competencias en materia de inmigración y han hablado de expulsión de inmigrantes ilegales que hayan delinquido. Esto lo plantea Vox desde su creación.
Junts es un ejemplo de la vieja política. Tienen un mensaje muy claro en cuanto al buenismo. Es algo que tienen todos los partidos excepto Vox. Cuando hablas de ciertas cosas te insultan, te llaman xenófobo, racista… Nosotros no tenemos ningún problema con el color de la piel. A nosotros no nos gustan los delincuentes. No nos gustan nada. Y los números que el 78% de los detenidos en Barcelona son extranjeros. Esto es una realidad. Entonces, hay partidos que tienen una doble moral. Están en contra de nuestro discurso pero, cuando ven que pueden perder votos porque Silvia Orriols se los quita en Ripoll, tienen ese doble lenguaje. Vox tiene el mismo mensaje en toda España y es claro, contundente y conciso. Te puede gustar o no pero nosotros no intentamos alegrar a todo el mundo. Tenemos una forma de pensar y creemos firmemente en ella y la llevamos hasta el final.
Vox tiene el mismo mensaje en toda España y es claro, contundente y conciso
Gonzalo de Oro
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este primer año en el Ayuntamiento?
La lejanía entre la clase política y la ciudadanía. Le pongo un ejemplo: en una ciudad donde el 60 o el 70% de tus vecinos tiene el español como lengua habitual, el único partido que lo usa con normalidad en el Ayuntamiento es Vox. Ni siquiera el PP lo usa normalmente. Ya con eso ves que hay una lejanía muy grande con la calle. Yo siempre les digo que solo tienen que salir por la puerta y darse cuenta de cuál es la Barcelona real, que es bilingüe y mayoritariamente hispanohablante. Es algo que me choca mucho porque estamos hablando de los derechos de las personas. Y los derechos lingüísticos de los barceloneses se vulneran por costumbre. El PSC el primero.
Barcelona vibró el domingo con la victoria de la Selección en la Eurocopa. Hace no tanto tiempo esto hubiera sido imposible.
Es verdad. Nosotros le pedimos al alcalde Collboni que pusiera pantallas gigantes para poder ver la fase final de la Eurocopa. No quiso porque, últimamente, el PSC es más el partido separatista de Cataluña que el Partido Socialista de Cataluña. Pero lo tuvo que hacer en la última jornada y porque no tuvo más remedio. Lo montó no muy bien montado porque no se veía nada, la pantalla era muy pequeña y la organización fue muy flojita. Pero la gente demostró que la sociedad barcelonesa, a la hora de la verdad, se siente española. El problema son los políticos que han hecho elegir a la gente. La inmensa mayoría de los catalanes ha disfrutado con la Selección, ha sacado sus banderas españolas y ha gritado “viva España” sin miedo. Eso es una alegría porque, a pesar del trabajo que llevan haciendo décadas para intentar alejarnos del resto de España e intentar meter en nuestras cabezas que somos algo distinto, los barceloneses y los catalanes tienen claro que son españoles y lo demuestran.
En tiempos de Franco teníamos a Toni Legrá, que era campeón de boxeo y negro y no pasaba nada
Gonzalo de Oro
Es sorprendente cómo la izquierda se ha apropiado de la Selección utilizando a Yamal y a Williams.
Estoy totalmente de acuerdo. La izquierda siempre intenta politizarlo todo. Y lo bueno del fútbol es que une a todo el mundo, que no es política. La Selección une a los aficionados del Barça, del Español, del Madrid, los de izquierdas, los derechas, los de arriba, los de abajo… Estamos todos unidos con una Selección y una bandera. La Selección tiene integrantes de todo tipo: vascos, catalanes, españoles de origen extranjero como Lamine o Williams… Esto es normal. En tiempos de Franco teníamos a Toni Legrá, que era un campeón de boxeo negro. Y no pasaba nada. Hemos tenido muchos futbolistas de otras razas y nunca ha habido un problema porque la gente no está pendiente del color de la piel sino de los goles que marcan. Es absurdo y es algo que tiende a hacer la izquierda. Y lo estropean todo porque allí donde entra la política se pierde la frescura.
Tiene usted previsto pedir a Collboni que invite a la Selección a Barcelona. ¿Lo ha hecho ya?
Lo vamos a hacer en el Pleno de la semana que viene. Es una idea que estábamos barruntando desde hace tiempo pero no habíamos dicho nada porque primero había que ganar (risas). Ahora que hemos conseguido lo más difícil, ganar, vamos a hacer esto. Que la Selección venga a la segunda ciudad de España debería ser una cosa normal, natural y nos encantaría que viniera. Y también nos encantaría que, durante unos días, pudiéramos tener el trofeo de la Eurocopa en el Saló de Cent del Ayuntamiento, que es el sitio más noble de la casa y que todos los barceloneses que quieran puedan ir a verlo porque es un trofeo de todos los españoles.
Vox y PP han roto sus acuerdos con el reparto de los menas como telón de fondo. El acuerdo entre PP y PSOE para este reparto entiendo que a usted no le debe extrañar puesto que Collboni gobierna en Barcelona gracias a los populares.
Así es. Mucha gente nos dice a diario que tenemos que estar unidos con el PP. Nosotros queremos estar unidos con cualquier partido que quiera cambiar las cosas. Pero no se trata solo de quitar a Pedro Sánchez. Hablamos de cambiar las cosas. Si el PP lo que hace es decirle a Sánchez que sí a todo, no pueden contar con nosotros. Para acabar con Sánchez hay que acabar con sus políticas. El PP pretende acabar con Sánchez haciendo sus políticas. Nosotros no nos prestamos a esto. Ha sido una decisión compleja y no ha sido fácil. Pero ha sido una decisión muy valiente, muy noble y que demuestra que Vox no está por las sillas sino para intentar cambiar las cosas.
Hay muchísimos extranjeros que no son delincuentes pero también hay muchísimos que sí
Gonzalo de Oro
Según Vox, la inseguridad ciudadana es el principal problema de los barceloneses…
Según Vox y según todos los barómetros. Todos indican que el principal problema de Barcelona es la inseguridad. Cualquiera que haya venido a Barcelona hace 20 años y venga ahora, notará la diferencia. La Barcelona de hoy es insegura, es una ciudad con zonas no go, y que sigue la estela de otros lugares como Bruselas, Marsella o algunos barrios de la periferia de París. Se está imponiendo la ciudad sin ley. Y esto es por el buenismo de sus políticas. Con las mismas leyes que en el resto de España, el resultado aquí es peor. Y esto es por el buenismo. Lo hemos podido ver en una comisión especial que se ha hecho en el Ayuntamiento contra la multirreincidencia. Esta comisión la propuso Junts. Nosotros habíamos presionado antes para que se hiciera pero sabíamos que no se haría porque la proponía Vox. La propuso Junts pero ha sido un brindis al sol porque los partidos que han participado lo han hecho intentando hacer ver que hacen algo. Pero la realidad es que, para que se haga una idea, cuando el 78% de los delincuentes detenidos en Barcelona son extranjeros, en las conclusiones finales de esta comisión la única conclusión que sacan todos los partidos excepto Vox es que el Código Penal no sirve y que la Justicia va muy lenta. Vamos mal porque el Código Penal es el mismo en toda España, la Justicia es lenta en toda España y aquí estamos peor que en ningún lado. No podemos negar el origen del problema. Insisto y lo repito hasta la saciedad: esto no es para criminalizar a nadie, es para diagnosticar el problema y resolverlo. Evidentemente, hay muchísimos extranjeros que no son delincuentes. Pero también es cierto que hay muchísimos que sí. Y ante esto tenemos que plantarnos y buscar una solución. Si la moraleja que sacamos es que la inmigración ilegal no tiene nada que ver cuando casi el 80% de los detenidos son extranjeros, nos estamos engañando.
Usted antes me hablaba de zonas no go en Barcelona. ¿Cuáles son?
En Barcelona, especialmente el Raval. Es un barrio en el que a ciertas horas del día, y no me refiero a la noche, no puedes pasear. Según a qué horas de la tarde no puedes pasear con tranquilidad porque aquello es un asaltaturistas o un lugar en el que ves cómo se trapichea con drogas en cada esquina o donde te sientes vigilado. Nosotros hicimos hace un tiempo un reportaje allí con Rubén Pulido, que es experto en inmigración ilegal y en la relación de esta con la delincuencia, y pasamos auténtico miedo aunque íbamos con escolta. Te sientes observado, te vigilan. Y allí no hay policía. Para la policía entrar en estos sitios es un marrón. Y como, además, la policía no tiene el apoyo del alcalde, no entran. Collboni es la cara amable de Colau pero hace exactamente las mismas políticas que ella. Así que la Guardia Urbana no tiene los galones que debería tener.
Collboni es la cara amable de Colau pero hace exactamente las mismas políticas que ella
Gonzalo de Oro
Entonces, no es que haya una orden política de no entrar sino que es la propia GUB la que no entra.
Nos encontramos primero con la falta de medios. Ellos tienen que tener cámaras porque, por desgracia, cuando hay una actuación policial, al primero al que se pone en duda es al policía. Ellos quieren ir con una cámara para poder grabar todas sus actuaciones. Piden pistolas taser. Piden medios para poder actuar. Pero hemos tenido una alcaldesa que en muchos casos en los que ha estado involucrada la GUB, el Ayuntamiento se ha personado como acusación popular. Ya no es que no defienda a su policía, es que ha ido a por ella. Y eso ha provocado que la GUB no quiera problemas y se encuentre ante la disyuntiva de si actuar o no. Esto no puede ser porque la policía es la que está habilitada para actuar.
Esta llegada de inmigración ilegal, ¿ha cambiado el tipo de delitos que se producen en Barcelona?
Ha cambiado el tipo pero, sobre todo, la forma. Hay muchos hurtos pero esto ha pasado siempre. Lo que es cierto es que los robos son cada vez con más violencia y ensañamiento. Y lo mismo pasa con las agresiones sexuales, que han crecido en Barcelona un 55% y que son agresiones que se acompañan de auténticas salvajadas. Son muy violentas. Antes en Barcelona te podían atracar pero era raro que, además, te pegaran. Ahora es lo más fácil, que te atraquen y que te peguen una paliza o un machetazo. Estamos importando lo peor de algunos lugares.
En redes sociales es rara la semana en la que se no se publican en redes sociales vídeos sobre esta situación. ¿Cómo es posible que la clase política en general lo niegue?
Porque hay una norma política que indique hay cosas que no se pueden decir y que, aunque sean verdad, hay que negarlas hasta el final. Yo me he encontrado en el Ayuntamiento cómo grupos políticos niegan los datos que yo presento y que son los que da la Guardia Urbana. Dicen, incluso, que la policía se los inventa. Ante una situación así, ¿cómo podemos pretender que se arregle el problema? ¿Cómo va a arreglarlo alguien que no quiere verlo? Es imposible.
Mientras la clase política considere a la policía un obstáculo y no el garante de la seguridad, vamos mal
Gonzalo de Oro
¿Qué propone Vox en esta situación?
Lo más importante es que el delincuente sepa que va a tener enfrente a alguien beligerante. Y que la policía sepa que estás con la policía. Esto es fundamental en cualquier ciudad. La policía ha de saber que tiene todo apoyo. Evidentemente, esto no significa que la policía pueda cometer abusos. Pero lo que no podemos hacer es que cada actuación policial se vea como un abuso, que es lo que está pasando hoy en día. La policía necesita sentirse apoyada. Y, si yo soy algún día alcalde, lo primero que haré es sentarme con el jefe de la GUB y decirle que estamos con ellos y que tendrán todos los medios. Mientras la clase política dirigente considere a la policía un obstáculo y no el garante de la seguridad, vamos mal.
Otro problema que afecta a la ciudad es el del turismo. La masificación da problemas y parece que resurge la turismofobia. ¿Qué análisis hace Vox de este problema?
Lo observamos con muchísima preocupación. La agresión contra varios turistas del día 6 de julio, que se les insultó y se les disparó con pistolas de agua, ha dado la vuelta al mundo. Nosotros no podemos permitirnos el lujo de acabar con la gallina de los huevos de oro que es hoy el turismo. Es el modus vivendi de 150.000 personas en la ciudad. Viven directamente del turismo. No podemos ir contra el turismo ni llenarnos la boca de turismofobia. No podemos dar una imagen tan antipática porque Barcelona es una ciudad maravillosa pero, al final, los turistas dejarán de venir. Creemos que el Ayuntamiento tiene que dar un puñetazo sobre la mesa, cambiar las políticas de Colau y, sobre todo, cambiar el mensaje. El turismo es una bendición. Es cierto que ha de haber un equilibrio para que los vecinos puedan vivir bien. Y esto se puede hacer buscando un turismo de calidad. Turismo cultural, de familias, turismo que viene a gastar, a ver museos… Tenemos que huir del turismo que se implantó en la era Colau, que era el turismo de borrachera y de porro. En Barcelona hay 300 tiendas de cánnabis y muchos vienen a eso. Vienen a buscar sexo, fiesta, porro y droga. Hemos de buscar un turismo selecto, que deje dinero y que no dé problemas.
Un tercer problema, que está afectando a todo el país, es el de la vivienda. Los precios de alquiler y venta son de locura. ¿Qué propone ante esto?
Aquí ha fracasado todo el mundo y desde hace muchos años. No se construye vivienda social y cada vez que se ha intentado regular algo se ha conseguido el efecto contrario. Colau, por ejemplo, en sus ocho años mandato solo logró que los alquileres subieran un 50%. Ella ha sido el gran enemigo de la vivienda en Barcelona. Nosotros apostamos primero por dar seguridad jurídica a los propietarios. Hay muchísimos pisos cerrados porque los propietarios no quieren correr riesgos. Otros han hecho apartamentos turísticos por miedo a los okupas. Hay que dar garantías a los propietarios de que si alguien no les paga o les da problemas, podrán echarlos. Eso hará que haya más pisos en el mercado y que los precios bajen. Pero paralelamente es necesario construir mucha vivienda social y debe darse con prioridad al nacional. No como ahora, que los últimos que tienen derecho a ayudas o a viviendas son los españoles.
Hay que reconocer que el separatismo nunca ha cesado en su empeño, nunca se ha rendido
Gonzalo de Oro
En el escenario actual que atraviesa Cataluña, ¿da usted por muerto el procés?
En absoluto. Lo que no podemos hacer es engañarnos. Eso es lo que hace Pedro Sánchez cuando nos dice que la amnistía es para normalizar Cataluña. Marta Rovira ha vuelto diciendo que ha venido para acabar lo que empezó. Hay que reconocer al separatismo que nunca ha cesado en su empeño, nunca se ha rendido. Hemos de aprender de ellos y no rendirnos jamás. Ellos van a seguir todo lo que puedan y ahora con la Ley de Amnistía y otras leyes mucho más laxas, son más peligrosos que nunca. Desde Vox vamos a seguir batallando para que no volvamos a tener un golpe de Estado ni nada parecido.
En su día se decía que Vox había nacido como una reacción al separatismo y a la tibieza del Gobierno central. Si el procés desapareciera, ¿qué sentido tendría Vox?
Todo el sentido del mundo. Ciudadanos nació como un balón de oxígeno porque defendía España y el español. Pero no tenía más banderas. Cuando creció, nadie se ponía de acuerdo. Nuestro es distinto. Nosotros tenemos la bandera de la unidad de España pero también muchas más: la lucha contra la inmigración ilegal y masiva, la lucha contra la Agenda 2030, la lucha contra la ideología de género que hace que hombres y mujeres no tengan los mismos derechos… Nosotros representamos a gente con unos valores muy marcados y que hasta ahora nadie les ha representado. Ojalá nosotros nunca tengamos que tener como bandera alzada siempre la unidad de España porque ya sea algo indiscutible. Ojalá tengamos otras banderas por las que luchar porque para nosotros será una auténtica alegría no batallar por sentirte español en España.