El turismo en España está alcanzado niveles extraordinarios. Un dato alucinante para empezar: hay 340.000 vivienda de uso turístico (VUT). Y estamos viendo manifestaciones de protesta, pues la gente cree que la proliferación de VUT reduce y encarece el alquiler normal. Protestan también por las molestias que las VUT generan en los vecinos, por las incomodidades de la masificación turística en la vida ciudadana y por la desertización residencial del centro de las ciudades. Hay brotes de turismofobia, que ya han tenido eco en medios internacionales.
Las cifras del turismo en España
En 2023 España se ha convertido en la primera potencia turística europea y la segunda del mundo, por detrás de Estados Unidos.
En 2023 nos visitaron 85,2 millones de turistas extranjeros, un 19% más que en 2022. En 2024 podemos llegar a 100 millones. Y no computamos aquí el turismo interior.
Según la Encuesta de Población Activa, en el primer trimestre de 2024 trabajaban en el sector turístico 2,75 millones de personas. Ello representa un 12,9% sobre el total de la población ocupada.
El PIB generado en el sector turístico en 2023 es 186.000 millones de euros, un 12,8% del PIB total. Para asumir esta cifra, indiquemos que el sector industrial supone el 16% del PIB.
Estas cifras se comentan por sí solas: son descomunales. El turismo es el sector económico fundamental de la economía española. Es nuestro petróleo.
¿Por qué se produce esta masificación turística?
España es un país muy atractivo para el turista extranjero. Pero la masificación turística viene determinada por dos factores fundamentales: el bajo coste de los pasajes de avión y el bajo coste de las VUT frente a los hoteles. Ambas cosas han hecho posible que nos visiten millones de personas, entre ellas muchas con rentas bajas y medio-bajas.
Sin embargo, es muy posible que estos dos factores se vean alterados en el medio plazo. Veamos.
Las tarifas aéreas serán más caras
Se anuncia una subida del precio de los billetes de avión. Luis Gallego, CEO de IAG/IBERIA, declaraba hace unos días que las tarifas aéreas se encarecerán para poder cubrir los costes en la reducción de emisiones contaminantes. Se van a utilizar nuevos combustibles, más caros. Y se van a reducir los derechos de emisión asignados a las aerolíneas, lo que les obligará a adquirir más derechos en el mercado, lo cual incrementa el coste del pasaje. También están subiendo las tasas aeroportuarias.
En conclusión, bastante gente no podrá seguir volando tan alegremente como hasta ahora.
Se reducirán las viviendas de uso turístico
Esta es la segunda parte. Mucha gente cree que la proliferación de VUT reduce la oferta de viviendas en alquiler normal, y eso produce una subida galopante de los precios de alquiler. La conclusión es clara: el turismo masivo castiga a los residentes que necesitan alquilar.
Desde luego, la proliferación de VUT ha sido estratosférica. En España existen 340.000 VUT, una por cada 143 habitantes. Sobran los comentarios. La autonomía líder es Andalucía con 79.000 VUT. Le siguen la Comunidad Valenciana (58.000), Cataluña (52.000), Canarias (44.000) y Baleares (27.000). La Comunidad de Madrid tiene 18.000 pero la ciudad de Madrid es la ciudad española con más VUT.
El primero en reaccionar con contundencia ante este fenómeno ha sido Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, ciudad en la que hay 10.100 VUT. El alcalde ha anunciado que no se concederán más licencias de VUT y que en 2028 (para entonces ya habrá terminado su mandato) desaparecerán todas las existentes.
El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que no concederá más licencias de VUT. Esto parece una tomadura de pelo porque en la ciudad de Madrid existen unas 13.500 VUT, de las cuales sólo 1.008 cuentan con licencia.
Este movimiento anti-VUT se puede extender a otros Ayuntamientos con la idea de que las VUT son las culpables de la escasez y la carestía de los alquileres normales.
¿Qué puede pasar?
Si los pasajes aéreos suben de precio y las VUT se reducen, disminuirá el número de turistas extranjeros que nos visitan.
Hay millones de turistas de rentas bajas y medias que vienen aquí porque pueden pagar una VUT, no un hotel. El impacto que esos turistas generan por su consumo en bares, restaurantes, supermercados, ocio, viajes… es tremendo. En todos esos negocios hay muchísimo empleo. Si desaparecen muchas VUT desaparecerán esos turistas y desaparecerán esos empleos.
Concretamente, en la ciudad de Barcelona, si desaparecen la totalidad de las VUT existentes, como anuncia Collboni, se puede pronosticar una caída brutal de la actividad turística. Y miles de puestos de trabajo perdidos.
¿Qué se puede hacer?
1.Hay muchísimo empleo comprometido en esto y los ciudadanos tienen que acostumbrarse a soportar la masificación turística. Los políticos deben hacer pedagogía explicando esto a la gente. Es obvio que deberíamos crear empleo en otros sectores más avanzados, pero eso tarda mucho y, hoy por hoy, no tenemos alternativa.
2.Las VUT deben estar reguladas y sometidas a licencia e inspección de los Ayuntamientos. Es vergonzoso quedelas 13.500 VUT de Madrid sólo 1.008 tengan licencia. Hay que exigirles unos requisitos para evitar molestias a los vecinos y comprobar que los cumplen. Facultar a las Comunidades de Propietarios para prohibir las VUT va en la buena dirección. También vale exigir a la VUT un acceso independiente. Pero es un disparate prohibirlas.
3.Las VUT debe estar gravadas por IVA al 10%, igual que los hoteles. Y la Agencia Tributaria debe vigilar que paguen correctamente sus impuestos, como todo el mundo.
4.Creer que prohibiendo las VUT aumentará la oferta de viviendas en alquiler normal, y bajará el precio, es de ilusos. Los propietarios a los que se les quite la licencia de VUT dedicarán la vivienda al alquiler de temporada o de habitaciones, manteniéndose fuera de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). O, simplemente, la pondrán a la venta.
Tras la modificación de la LAU por la Ley del Derecho a la Vivienda, ocurre que los propietarios de viviendas tienen miedo al alquiler normal. Tienen miedo porque no saben si van a poder recuperar su vivienda en caso de expiración del plazo o impago de la renta. Tampoco saben si van a poder subir la renta con el IPC. Esta inseguridad jurídica es lo que lastra el mercado del alquiler en España.
Esto es más grave aún en Cataluña. Tras las últimas medidas de la Generalitat para controlar los alquileres, en Barcelona han desaparecido el 39% de los anuncios de alquiler. La oferta se encuentra en el nivel más bajo de los últimos seis años. No hay precedentes de una caída similar.
5.Si se modificase la LAU dando a los propietarios la seguridad de recuperar su vivienda en caso de expiración del plazo o impago de la renta, mediante un procedimiento judicial brevísimo, sea cual sea la situación de los inquilinos, saldrían al mercado cientos de miles de viviendas. Entre ellas, muchísimas actualmente vacías. Y bajarían los precios. Los inquilinos vulnerables deben ser atendidos por los poderes públicos, no por los propietarios de las viviendas.
6.El Gobierno sabe que esto es así, pero no lo arreglará porque está atrapado en un progresismo de postureo, atizado por sus socios de extrema izquierda. Así, una normativa que debería beneficiar a la gente produce efectos muy perjudiciales en los más necesitados.
7.Cargarse las VUT no sirve para aumentar la oferta y bajar el precio del alquiler normal. Para lo que sí sirve es para dañar al sector más potente de la economía española.
Probablemente, algún día echaremos de menos este turismo.