Los resquicios de la ley de amnistía que están poniendo en aprietos a parte de los autores del procés están desatando una gran inquietud en el secesionismo, que ha decidido, como suele, cuestionar con dureza el sistema democrático español. El último en hacerlo ha sido el expresident prófugo Carles Puigdemont, a quien el juez Llarena ha decidido mantener la malversación y la orden de arresto contra él —por el contrario, el Tribunal Supremo ha archivado la causa por terrorismo en el caso Tsunami—. En cualquier caso, Puigdemont ha publicado hoy en X que «hace tiempo que en España existe una especie de golpe de estado híbrido».
Y es que, según el dirigente nacionalista, «desde instituciones e instrumentos de la democracia —el poder judicial, las fuerzas policiales— se está actuando al margen de la ley. Lo hacen grupos organizados (donde están policías, periodistas, juristas, empresarios) y lo hacen jueces del Tribunal Supremo cuando no aplican las leyes aprobadas por el Parlament y se constituyen oposición al Gobierno». Y ha añadido: «Como visiblemente no son guardias civiles entrando en el Congreso con la metralleta en la mano, el golpe de estado no es percibido como tal. Pero el resultado es el mismo: subvertir las decisiones del Parlamento, intervenir en el funcionamiento de las instituciones del Estado».