El nuevo presidente de la ANC, Lluís Llach, y su secretariado intentan que la entidad separatista vuelva a ser la que marque la agenda de los partidos independentistas. En plenas negociaciones para ver si alguien logra hacerse con la presidencia del Govern, la ANC ha lanzado una dura advertencia tanto a Junts como a ERC, además de a la CUP, sobre lo que llama la «sumisión a España» y sus «graves consecuencias». Y llama a la «defensa popular» de la «integridad» de la figura de Carles Puigdemont en el momento en el que este decida volver a España.
En una declaración aprobada esta semana por los integrantes de este grupo ultraseparatista, se indica que «en Cataluña no hay democracia» porque ni los indultos ni la Ley de Amnistía «pueden normalizar la situación» dado que la supuesta «represión continúa». Los miembros de la ANC consideran que los catalanes viven en un espacio sin democracia desde el momento en el que no se ha materializado el resultado del referéndum ilegal de octubre de 2017. Una consulta en la que solo participaron los separatistas, con el resultado conocido. La ANC afirma que en Cataluña hay «libertades» pero también un Estado «autoritario» dispuesto a utilizar «la fuerza» y a «saltarse su propia legislación» para evitar la independencia.
Supremacía legal del castellano
En otro punto de la declaración, la ANC afirma que «la supremacía legal del castellano agudiza los peligros de la lengua catalana». A pesar del blindaje a todos los niveles de esta, la entidad dirigida por Llach no duda en lamentar que los «nouvinguts» no tengan el «deber legal» de aprender el catalán. Además, rechaza que las televisiones nacionales puedan seguir «llegando a todos los hogares en español».
Los ultraseparatistas de la ANC rechazan también lo que llaman «el lobby formado por las grandes empresas españolas agrupadas en el Ibex» al que acusan de beneficiarse de las subvenciones y de las infraestructuras públicas. Algo que perjudica, dicen, «al conjunto de las pequeñas empresas que forman el entramado fundamental de la economía catalana». Tampoco comparten el modelo español de transición energética, basado en «gigantes centrales eólicas y solares» y que consideran «incompatible con la geografía montañosa» de Cataluña, formada por «pequeñas comarcas y densamente poblada en la costa». Lamentan, además, que la Generalitat no haya puesto sobre la mesa un modelo alternativo, adaptado a las características de Cataluña y denuncian que tanto el turismo como la inmigración están «descontrolados», lo que afecta al problema del agua.
En cuanto a las negociaciones para poder formar gobierno, la ANC pide a Junts, ERC y la CUP que no apoyen la investidura del socialista Salvador Illa. Y expone como argumentos algunos tan peregrinos como que Illa utilice a veces el castellano en sus intervenciones públicas: «Un presidente de la Generalitat con esta práctica degradará el prestigio y el uso social del catalán».