La última reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE bajo presidencia belga tampoco ha abordado la oficialidad de catalán. El desdén de la Eurocámara ha supuesto un jarro de agua fría tanto para el Ejecutivo de Sánchez como para los secesionistas catalanes, que confiaban en que Bélgica desbloquease la cuestión al tratarse de un país supuestamente afín al nacionalismo catalán debido a su diversidad lingüística. Sin embargo, la oficialidad del catalán, vasco y gallego —una de las promesas que el Gobierno central prometió al separatismo a cambio de la investidura de Pedro Sánchez— ni siquiera ha figurado en la orden del día de los últimos encuentros.
Ahora, el Gobierno central está tratando de granjearse el apoyo de Hungría, que ocupará la presidencia del Consejo durante los próximos seis meses. Como es sabido, en el país gobierna el controvertido Víctor Orban, criticado en el pasado por el gobierno español por sus políticas de ultraderecha. En cualquier caso, el ministro de exteriores José Manuel Albares, ha dado a conocer en X que ha abordado el asunto en una reunión con su homólogo húngaro Péter Szijjártó. «Hemos hablado sobre la prioridad de España de que el catalán, euskera y gallego sean oficiales en la UE y cómo abordarlo durante la próxima presidencia húngara del Consejo UE. Hemos acordado trabajar juntos con este objetivo».