Se torna a constatar la indiferencia de la Unión Europea con respecto a la oficialidad del catalán. La propuesta, promesa que el Ejecutivo socialista realizó al separatismo para granjearse su respaldo a la investidura de Pedro Sánchez, ha sido ignorada una y otra vez por la Eurocámara, después de que una gran parte de sus socios manifestasen sus dudas sobre su idoneidad —principalmente, el resto de países temen que la irrupción de las lenguas cooficiales españolas abran la puerta a otras lenguas minoritarias de la Unión, además de considerar disuasorio el gasto que acarrearía la medida—. Así, en la reunión celebrada hoy, en la que ni siquiera constaba en la orden del día, el asunto no se ha debatido.
Esta reunión del Consejo de Asuntos Generales ha sido la penúltima presidida por Bélgica antes de que la presidencia sea asumida durante seis meses por Hungría. De esta manera, se disipan las esperanzas depositadas por los nacionalistas en que el país donde reside el prófugo Carles Puigdemont, y a priori sensible a las demandas nacionalistas en materia lingüística, fuese a desencallar la cuestión. Pese a todo, el mes pasado, el secretario de Estado para la UE del Ejecutivo español, Fernando Sampedro, aseguró al secesionismo que el Gobierno se mostraba «muy optimista» respecto a la posibilidad de que el catalán, el vasco y el gallego terminasen siendo oficiales en la Eurocámara.