La ministra Ribera ha decidido (supongo que con la venia de Sánchez y siguiendo los pasos de Calviño) marcharse a disfrutar de su bien merecido descanso al Parlamento Europeo, tras partirse las manos aplaudiendo al presidente en el hemiciclo durante los últimos seis años y haber dejado a su esposo (Mariano Bacigalupo, profesor titular de Derecho Administrativo en la UNED) bien colocado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (2022), después de haber agotado el mandato de consejero en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (2017-2022). Ambos llevan años percibiendo sueldos públicos altos o muy altos y tienen asegurados un buen retiro (con un sustancioso suplemento a los europarlamentarios), sin que uno termine de comprender cuáles son las cualificaciones profesionales de tanto respeto y reconocimiento público
Una de las características más sorprendentes de nuestra joven democracia es la actitud un tanto servil de las élites empresariales y los medios de comunicación ante quienes ostentan los poderes ejecutivos, Central y Autonómico, para evitar, quizá, posibles represalias. Y no hay foro, reunión o congreso que se precie donde no se reserve una tribuna preferente a los representantes gubernamentales. Los catalanes padecimos ese silencio cómplice con especial intensidad durante el proceso secesionista, pero estamos ante una actitud que va mucho más allá del crispado ámbito catalán. En el caso que nos ocupa, comprendo la posición de los presidentes y directivos de las empresas energéticas, más interesados en ganarse los favores (o al menos evitar las iras) de la ministra del ramo, encargada de distribuir buena parte de los fondos Nueva Generación para impulsar la transición ecológica. A pesar de tanta delicadeza, Ribera les correspondió con un regalito envenenado en las Navidades de 2022: el impuestazo, aunque quienes en realidad han soportado la exacción en 2023 y 2024 no han sido las energéticas sino los sufridos consumidores.
El diario Expansión confirmaba el 24 de abril la elección de Ribera, vicepresidenta tercera de Sánchez, para encabezar la lista europea del PSOE y apuntaba que “los socialistas eligen así un perfil que consideran ‘líder’ en la transición energética en Europa y señalan que es una de las principales impulsoras de la solución ibérica para reducir el precio del gas en España, así como la reforma del mercado eléctrico europeo”. Al leer este listado de méritos de la candidata no pude evitar sonrojarme. ¿Acaso puede atribuirse la reducción del precio de la electricidad en España al invento de la ministra para la Transición Ecológica y hasta atribuirle el mérito de haber impulsado nada menos que la reforma del mercado eléctrico europeo? Llama poderosamente la atención que se atribuyan semejantes méritos a la gestión de Ribera al frente del ministerio.
El precio de la electricidad en España
Llegados a este punto, quizá algunos lectores estén preguntándose si no estoy siendo injusto al valorar a la vicepresidenta. ¿Acaso no se ha reducido el precio de la electricidad en los últimos meses? Ciertamente, pero el mérito no puede achacarse al invento de la ministra sino a la caída del precio del gas natural que convirtió en superflua la excepcionalidad ibérica y a la contención del precio de los derechos de emisión de gases que había impulsado con fuerza el precio de la electricidad al alza en España en 2021.
Gráfico 1. IPC e Índice de precio de la electricidad 2017-2024
El Gráfico 1 muestra la evolución del IPC y el índice del precio de la energía eléctrica entre 2017 y 2024. El lector puede comprobar que el índice del precio de la electricidad se situaba en 86,52 en junio de 2018, cuando Sánchez llegó a la Moncloa y se redujo en 2019 y especialmente en los primeros meses de 2020, a causa de la pandemia, pero empezó a subir con inusitada fuerza a partir de abril de 2020 (66,56) llegándose prácticamente a duplicar hasta alcanzar 122,06 en octubre de 2021, cuatro meses antes de que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022. El gráfico muestra un pico histórico en marzo de 2022, 168,26, seguido de una contracción igualmente intensa en el segundo semestre del año hasta dejar el índice en 94,42 en diciembre. A partir de ese momento, el perfil es plano con un ligero repunte a partir de diciembre de 2023.
El papel de la excepcionalidad ibérica
La excepcionalidad ibérica recibió luz de verde de Bruselas a principios de junio de 2022, comenzó a aplicarse a mediados de junio, y se dio por concluida en diciembre de 2023, cuando llevaba más de un año sin utilizarse, al considerar la UE que no era posible prolongarla. Y si bien hay cierta coincidencia temporal entre la puesta en marcha del truculento mecanismo de desacople y la reducción del precio de la electricidad, lo cierto es que ni la subida del precio de la electricidad en 2021 puede achacarse a la guerra de Ucrania, como el gobierno ha argumentado en diversas ocasiones para desviar la atención, ni su caída en 2022 a la puesta en marcha del mecanismo excepcional acordado con Bruselas. De hecho, el estreno de la excepción ibérica el 15 de junio de 2022 se saldó con el precio histórico más elevado soportado por los consumidores en el mercado regulado (PVPC).
Durante los meses siguientes, mientras el precio del gas superó los 48,8 €, los consumidores vimos incrementada nuestra factura por un cargo excepcional denominado ‘mecanismo de compensación’ para cubrir el agujero de las centrales obligadas a ofrecer la electricidad en el mercado mayorista a precios inferiores al coste real de producción por infravaloración del precio del gas natural. El Gráfico 2 permite constatar el enorme peso del mecanismo de ajuste en los meses de junio, julio, agosto y septiembre de 2022, tras ponerse en marcha la excepcionalidad ibérica, y despejará las dudas de los más incrédulos, porque deja meridianamente claro que el beneficio no pasó de ser un mero artificio contable que no redujo el precio medo de la electricidad soportado por los demandantes nacionales
El Cuadro 1 muestra que el precio medio de la electricidad fue 118,69 €/MWh en 2021 y 204,50 en 2022 y que un componente importante sustancial del precio fue la compensación recibida por las centrales de ciclo combinado que aparece en la rúbrica Mecanismo de ajuste, introducido a mediados de junio, para compensar la diferencia entre el precio pagado por el gas natural y el precio ficticio contabilizado al ofertar la electricidad en el mercado mayorista. Llamar a esta suerte de contabilidad creativa ‘solución ibérica’ produce cierto rubor y si éste es uno de los grandes méritos de la vicepresidenta para representarnos en la Eurocámara, sólo puedo alegrarme de que deje su responsabilidad en el ministerio y se vaya a la UE a ‘impulsar la reforma del mercado eléctrico europeo’.
Gráfico 2. Componentes del precio final medio del sistema eléctrico español-demanda nacional
Cuadro 1. Componentes del precio final medio del sistema eléctrico español-demanda nacional (€/MWh)
¿Por qué ha bajado el precio de la electricidad en España?
Que el precio de la electricidad sea similar hoy al que teníamos en el primer semestre de 2018, no es mérito de la ministra Ribera sino de otros factores que nada tienen que ver con su gestión ni con la excepcionalidad ibérica, en particular. El primero es la reducción del precio del gas natural en el mercado europeo que, como puede comprobarse en el Gráfico 3, se desplomó a partir de agosto de 2022, alcanzó su suelo en el primer trimestre de 2023 y se ha mantenido por debajo de los 50 €/MWh casi todo el tiempo desde entonces.
Gráfico 3. Precio del gas natural en la UE (TTF holandés en €/MWh)
Gráfico 4. Precio de los derechos de emisión de CO2 en la UE (€/Tn)
El segundo factor es el recorte del precio de los derechos de emisión de gases en el mercado de la UE. El Gráfico 4 muestra que tras el pico histórico superior a 100 €/Tm alcanzado a principio de marzo de 2023, como consecuencia de la decisión de la UE de acelerar la transición ecológica adoptada en julio de 2021, se produjo una caída del precio que puede darse por terminada en febrero de 2024 en que se inició un repunte del precios. A pesar de la corrección observada, el precio de los derechos en la actualidad casi cuadriplica el existente a finales de 2020.
¿Qué nos espera en el futuro?
Espero haber despejado en este artículo las dudas sembradas por la propaganda gubernamental sobre las causas del aumento del precio de la electricidad, la ‘eficacia’ del invento de la excepcionalidad ibérica para hacerle frente, y las razones por las que su precio ha disminuido a partir del segundo semestre de 2022. Y para no alargarme en exceso les dejaré con un hecho constatado y una pregunta. El hecho: la potencia de generación instalada en el sistema eléctrico ha registrado un aumento sostenido desde 2018 a pesar de que la demanda nacional ha descendido. Y aquí les dejo la pregunta: ¿habida cuenta que el precio de la electricidad ha caído desde el segundo semestre de 2022, resultarán rentables las inversiones ya realizadas en tecnologías renovables y las inversiones futuras que se habrían que acometer en los próximos años para alcanzar el objetivo de la UE de reducir 55 % las emisiones netas de gases en 2030? Rodríguez Zapatero nos dejó en herencia un déficit de tarifa acumulado de 23.221 millones en 2011 (atribuible en buena parte a las primas pagadas para impulsar energías alternativas) y bien podría ser que el reciente aumento de capacidad de generación acabe produciendo nuevos déficits en el futuro inmediato.