La ruptura entre Puigdemont y Sánchez es irreversible. Puigdemont considera que Sánchez no ha cumplido, véase el no reconocimiento del catalán en Europa, aunque evidentemente nunca fue un hecho que dependiera en exclusiva del Gobierno español, que le ha traicionado al no corresponder a sus votos en la investidura con el apoyo a la de Puigdemont para alcanzar la presidencia de la Generalitat y, lo que es más determinante, que una vez aprobada la ley de amnistía dejará de serle útil en el trámite de su aplicación real.
A partir de estas consideraciones, los posconvergentes se plantean seriamente ofrecer a Feijóo apoyar una moción de censura para desbancar a Sánchez a cambio de bajar su beligerancia contra la amnistía y, esencial, facilitar que también lo hagan los jueces encargados de aplicarla. Si a esto añadimos que el giro a la derecha de Junts, una vez la independencia deja de ser un objetivo a corto plazo aunque sea retórico por la composición del Parlament, por lo que son sus votantes, inequívocamente de centro-derecha en cuestiones económicas, sociales o en el conflicto palestino-israelí, y por la presión de Aliança Catalana, la moción de censura aparece como un objetivo nada desdeñable.
Una victoria socialista, sabedores de las intenciones posconvergentes, podría animar a Sánchez a convocar elecciones generales
¿Entrará el PP en esta lógica? ¿Sánchez abortará la operación convocando elecciones generales? Evidentemente, no tengo una respuesta fehaciente. De entrada, hay que ver los resultados de las europeas. Un triunfo amplio del PP, vaticinado por algunas encuestas hace unas semanas pero ahora cuestionado por el CIS, podría legitimar a los populares para presentar una moción de censura aunque no fuera necesariamente con un pacto público y explícito con Junts. Por el contrario, una victoria socialista, sabedores de las intenciones posconvergentes, podría animar a Sánchez a convocar elecciones generales para evitar el desgaste de perder votaciones constantemente y las posibles revelaciones y complicaciones judiciales relacionadas con su esposa.
Lo que es seguro es la ruptura de Puigdemont y Sánchez, ya manifestada en declaraciones de unos y otros, y que la legislatura sólo puede durar, como mucho, hasta la no aprobación de los presupuestos del estado para 2025.