Los malos resultados secesionistas en las elecciones del pasado domingo no solo han sumido en una crisis a Esquerra Republicana, sino también a sus correligionarios de extrema izquierda: la CUP —que, como es sabido, han pasado de 9 a 4 diputados, yéndose parte de sus electores según los expertos a otro partido antisistema: Aliança Catalana. Ante esta situación, Poble Lliure, una organización vinculada a los anticapitalistas, ha demandado a la dirección de estos que asuma la «responsabilidad» de los pésimos resultados. Atribuyen la debacle a la trayectoria «errática o autodestructiva durante los últimos cuatro años».
Y es que, según Poble Lliure, la CUP no ha tenido una «implicación real» dentro el movimiento secesionista, por lo que ha exigido»afrontar el nuevo ciclo con una nueva estrategia realista y capaz de interpelar al conjunto del pueblo catalán hacia la liberación nacional». Pero la culpa, a juicio de esta corriente interna de la CUP, no es solo de la propia formación, sino también de la irrupción de Aliança Catalana, «una extrema derecha que ha sido alimentada por medios de comunicación españolista pero también por opciones de izquierdas, que, queriéndola utilizar de espantajo, la han puesto en el centro del debate».
