Los socialistas catalanes se inclinan por un gobierno monocolor con acuerdos puntuales. Aunque el líder del PSC, Salvador Illa, no ha escondido su afinidad con las «fuerzas progresistas» —ERC y comunes—, la debilidad de ambas tras sus malos resultados en los comicios del pasado domingo han conducido a Illa a plantearse un gobierno en minoría. Por una parte, Esquerra está sumida en una crisis que la ha paralizado, con lo que no resultar un socio confiable en el corto plazo. Por otro, los comunes son un partido fuertemente ideologizado con el que resulta difícil tomar decisiones en el ámbito económico, como se ha visto en el pasado.
También debe tenerse en cuenta que el PSC cuenta con la posibilidad de realizar pactos transversales. Así, en los asuntos en los que no se ponga de acuerdo con sus socios nacionalistas de ERC o catalanistas del comuns, puede hacerlo con Junts o con el PP, formaciones con las que comparte un cierto pragmatismo en el plano económico. Además, gobernar en minoría siguiendo la estela de Collboni en el Ayuntamiento evitaría trastabillar con socios mal avenidos. Por lo demás, la proximidad de las elecciones europeas (9 de junio) es un factor externo que aconseja congelar pactos hasta esa fecha.