El romanticismo surgido en Alemania y Reino Unido a finales del siglo XVIII colabora muy negativamente en los recurrentes desastres y despropósitos no naturales que sufre la humanidad. Del romanticismo surge la primacía de las emociones, los sentimientos y las pasiones sobre la razón lógica. Del romanticismo nacen, por ejemplo, los nacionalismos exacerbados. Es, sin duda, un gran retroceso.
La humanidad conoce desde hace milenios los peligros de las pasiones y las emociones descontroladas. Los gobernantes sin escrúpulos también saben que es la mejor forma de controlar al populacho. Los romanos lo aplicaban magníficamente, a la que el asunto se ponía feo, pan y circo. Aquí y ahora, acabamos de presenciar un espectáculo grotesco de pornografía sentimental manipuladora por parte del presidente del gobierno. Varios candidatos a la presidencia de la Generalitat van a provocar pena y promueven el victimismo. Todos ellos evitan abordar los problemas reales, seguramente porque no saben ni por dónde empezar a arreglarlos.
Aquí y ahora acabamos de presenciar un espectáculo grotesco de pornografía sentimental manipuladora por parte del presidente del Gobierno
Los políticos no son los únicos que se han apuntado al carro de la emotividad. El llamado neuromarketing busca que el cliente compre de forma impulsiva e irracional. Que no piense antes de adquirir un producto. Incluso, grupos religiosos fomentan el choque y la ruptura emocional en busca de conversiones repentinas, olvidando que San Pablo se retiró dos años al desierto después de caerse del caballo. El eminente psiquiatra Viktor Frankl nos enseñó que la clave del éxito en la toma de una decisión se encuentra en qué haces en el periodo de tiempo que transcurre entre que recibes un impulso y actúas.
Un eminente profesor barcelonés tiene que aclarar en cada curso que imparte que Balmes es mucho más que el nombre de una calle de la ciudad. Supongo que, gracias a que muy pocos saben quién es, aún conserva la calle a su nombre. Jaime Balmes, sacerdote, filósofo, teólogo, apologista, sociólogo y tratadista político de base tomista (tomista es que sigue las enseñanzas de Santo Tomas de Aquino), nacido y fallecido en Vic, nos recuerda: «Las pasiones son buenos instrumentos, pero malos consejeros. El hombre sin pasiones sería frio, pero en cambio el hombre dominado por las pasiones es ciego». Sin duda, vivimos en una época con mayoría abrumadora de ciegos.
Si los votantes no tienen un mínimo de conocimientos y de espíritu crítico son incapaces de juzgar a los políticos por lo que hacen
La eliminación de la filosofía de los planes de estudio en el marco de la constante disminución de la exigencia y el nivel académico es una catástrofe desgraciadamente buscada de forma consciente por los gobernantes. Llevamos 40 años en ello, reforma educativa tras reforma educativa. Para reducir el fracaso escolar promovemos el fracaso vital. Las personas sin conocimientos básicos de matemáticas, idiomas y filosofía son fáciles de manipular. Si los votantes no tienen un mínimo de conocimientos y de espíritu crítico, son incapaces de juzgar a los políticos por lo que hacen, ni se plantean pedirles explicaciones de cómo administran el 50% del dinero que ganamos cada año y que nos confiscan vía impuestos, y finalmente votan con las vísceras, votan emocionalmente.
La educación exigente y de calidad, en aptitudes y en actitudes, es la mejor, si no la única, estrategia a largo plazo para que prospere una sociedad. La democracia es muy imperfecta si no se vota con conocimiento de causa. Recordemos que un tal Hitler, entre otros diabólicos descerebrados, ganó unas elecciones y, al hacerse con el poder, lo aplicó como lo aplicó e hizo lo que hizo. Los países del este de Europa, antes de la caída del muro, se calificaban a sí mismos como repúblicas democráticas. Ahora tenemos a Venezuela, Rusia, etc. con gobiernos elegidos «democráticamente».
El Evangelio es mucho más que un libro religioso, está lleno de consejos muy aplicables en la vida diaria, es un magnífico libro de autoayuda
Antes de ir a votar, hay que aplicar el sabio consejo evangélico: «Por sus obras los conoceréis». Sí, no se escandalicen, el Evangelio es mucho más que un libro religioso, está lleno de consejos muy aplicables en la vida diaria. Es un magnífico libro de autoayuda.
Ayn Rand, filosofa ruso americana que desarrolla el Objetivismo, describe con precisión lo que estamos viviendo: «Cuando te das cuenta de que, para producir, necesitas obtener autorización de quien no produce nada. Cuando compruebas que el dinero es para quien negocia, no con bienes, sino con favores. Cuando te das cuenta de que muchos son ricos por sobornos e influencias, más que por el trabajo, y que las leyes no nos protegen de ellos, más, por el contrario, son ellos los que están protegidos. Cuando te das cuenta de que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en autosacrificio. Entonces podría afirmar, sin temor a equivocarme, que tu sociedad está condenada».
El ejemplo más claro de lo anterior, de autoprotección de los políticos, que hemos vivido recientemente, es la escandalosa reforma del delito de malversación, delito que cometen las autoridades o funcionarios que sustraen o consienten que un tercero sustraiga caudales o efectos públicos que tienen a su cargo.
También, el economista americano y filósofo social Thomas Sowell indica: «Es difícil imaginar una manera más estúpida o peligrosa de tomar decisiones que poner esas decisiones en manos de personas que no pagan ningún precio por equivocarse».
No te quedes en casa, ya que entonces apoyas a la minoría mayoritaria, al menos vota a lo menos malo o vota renovación
El domingo 12 por la noche me temo que veremos otra vez el resultado de una votación de claro tinte romántico, emocionalmente descontrolado, y en que no se habrán tenido en cuenta aspectos como: la nefasta gestión del agua, una sanidad falta de recursos, un gestión horrible de la pandemia, el penoso nivel educativo (resultados informe Pisa), la crisis demográfica, la descarada autoprotección sectaria de los políticos (vía reforma de delitos, indultos y amnistías), la falta de política industrial, el dependiente modelo energético, la pérdida de poder adquisitivo, las falsas promesas, y un largo etcétera de aspectos importantes.
Pese a las malas perspectivas, hago un llamamiento a mis conciudadanos: amigo, piensa primero, analiza qué han hecho los distintos candidatos, qué resultados han obtenido, qué proponen y vota después con la cabeza. No te quedes en casa, ya que entonces apoyas a la minoría mayoritaria. Al menos, vota a lo menos malo o vota renovación.