Si algo está sorprendiendo en esta precampaña electoral en Cataluña es la tibieza con la que Junts y sus satélites están mostrando hacia todo lo relacionado con la formación de ultraderecha separatista Aliança Catalana. Los mismos que no dudan en promover cordones sanitarios contra Vox son ahora los que blanquean sin ningún complejo a un partido, el liderado por la controvertida Silvia Orriols, que basa su ideología en el discurso de odio contra la inmigración. La tertuliana de cabecera de Carles Puigdemont, Pilar Rahola, no tiene hoy ningún problema en hablar de las virtudes de Orriols y su formación. No es realmente extraño, considerando que Aliança Catalana gobierna Ripoll gracias a la abstención de Junts, que no quiso llegar a ningún acuerdo con las formaciones de izquierdas para evitar que Orriols se hiciera con la Alcaldía.
En su programa de 8TV, Rahola pregunta a otros tertulianos por qué llaman fascista a Orriols y asegura que ella les ha hecho su particular test sobre extrema derecha y «no me sale». La escena es, cuando menos, sorprendente. Pero todo tiene una explicación: las encuestas auguran que Aliança Catalana podría obtener hasta cuatro diputados en el Parlament en las elecciones del próximo 12 de mayo y a la posconvergencia todo le vale con tal de evitar que ERC pueda mantenerse al frente del Govern.