Una pregunta legitima tras las elecciones gallegas es conocer qué razones explican la abismal diferencia de resultados entre el PP gallego y el catalán. En las recientes autonómicas gallegas el PP obtuvo 42 diputados de 75 y un 47,36% de los votos. En las últimas catalanas, 2021, el PPC obtuvo un 3,85% y 3 diputados de 135, el mínimo histórico.
Las diferencias vienen de lejos. La historia, la implantación, los liderazgos, la realidad sociológica, son sin duda dispares. Pero todo ello no explica los pésimos resultados del PPC, que, desde 2012, aún no siendo unos resultados excepcionales, ha perdido la friolera de 16 diputados, pasando de 19 a 3.
Según una encuesta reciente de Electomania para Crónica Global, el PP obtendría 12 diputados y un 8,4% de los votos si se celebrasen ahora las elecciones autonómicas. La encuesta predice la desaparición de Ciudadanos, que obtuvo el 5,6% y 6 diputados en 2021. Vox mejoraría levemente su resultado en votos (8,1% frente a 7,7%), pero perdería un diputado, al pasar de 11 a 10. La cuestión a analizar es si la mejora obedece exclusivamente a la dinámica positiva del PP a nivel general y si dicha mejora es suficiente para sacar al PPC de un papel residual en la política catalana.
Como es notorio, la dirección catalana del PPC y, más concretamente, Alejandro Fernández, su Presidente desde 2018, ha sido muy crítico con Feijóo cada vez que el líder popular ha tratado de centrar su discurso acercándose al catalanismo moderado. Siempre ha reivindicado el mantenimiento de una oposición frontal en línea con otros líderes populares como Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo. Dicho de otro modo, se trataría de mantener las políticas que han llevado al PPC a la situación actual.
Según fuentes periodísticas, Nuñez Feijóo estaría explorando un proyecto catalanista, liberal y centrista de cara a las generales. Esta afirmación no sorprende si tenemos en cuenta la trayectoria de Feijóo, sus reiteradas declaraciones en el mismo sentido y, sobre todo, si recordamos que su llegada a la Moncloa en julio 2023 se frustró por los raquíticos resultados en Cataluña (6 diputados frente a 19 de los socialistas). Sin embargo, este giro, según las informaciones señaladas, no se produciría de cara a las catalanas por dos motivos. El primero, la fortaleza de Alejandro Fernández entre las escasas bases del PP catalán que desaconseja un Congreso para sustituirle y, el segundo, la consideración que un discurso firme contra el independentismo sigue siendo necesario para recuperar votos de Ciudadanos y Vox. Además, se considera que Illa es más atractivo para el votante de centro que Sánchez, lo que desaconsejaría también el giro centrista, liberal y catalanista; y que Fernández, a pesar de las diferencias ideológicas y las disputas públicas, es un candidato con capacidad discursiva.
Si en Galicia el PP es el partido hegemónico con un proyecto galleguista, centrista y liberal no veo razones para el fracaso de un giro semejante en Cataluña si, además, esta es la apuesta estatal y la coyuntura en Cataluña es favorable, como lo es la actual
Justificar no implementar un proyecto catalanista, liberal y centrista de cara a las autonómicas es, de entrada, resignarse a ser irrelevante en el próximo Parlament. Con ello no sólo se pierde cualquier esperanza de un gobierno sin independentistas en Cataluña sino que, en caso de que el PP forme gobierno en España presidido por Feijóo, se dificulta la mayoría absoluta y la gobernanza por la previsible confrontación con el gobierno catalán que se produciría.
La idea de que mantener el discurso duro va a servir para recuperar votos de Vox se contradice con cualquier evidencia. Si no ha servido hasta ahora, ¿por qué va a servir dentro de un año? ¿Como es que un candidato como Rueda, galleguista y moderado, deja a Vox fuera del Parlamento gallego? La única manera que tiene el PP en Cataluña de recuperar votos de Vox es que sea visto como una alternativa de gobierno. Para voto simbólico, los más radicales ya tienen a Vox.
Respecto a los exvotantes de Ciudadanos, los que aguantaron hasta 2021 sin pasarse a PSC o Vox, son centristas y liberales y, por tanto , nada incompatibles con la propuesta de Feijóo.
Tampoco comparto la idea de la imposibilidad de atraer votantes del PSC. Illa fue en 2021 la única opción moderada para tratar de evitar un gobierno exclusivamente independentista. Apareció como el voto útil no independentista. Ha llovido mucho desde entonces. Su triste papel durante la negociación con Junts, la perdida de protagonismo del PSC en Madrid, su función de muleta de ERC, el postureo izquierdista del socialismo, son razones suficientes, si el PP centra su oferta para que pierda muchos de los votos no estrictamente socialistas.
También parte de los votantes de Junts dan muestras de cansancio por la dependencia de un Puigdemont imprevisible, ocupado exclusivamente en salvaguardar sus intereses personales, y desean un cambio de la política económica, fiscal, de seguridad, educativa y sanitaria y de la imposición de la cultura woke por parte de la Generalitat.
Por todo ello, no veo razones, al contrario, para mantener una linea política que ya sabemos hasta donde puede llegar. Y si se quiere que el cambio de estrategia obtenga resultados positivos en las generales es importante empezar cuanto antes a borrar el estigma anti catalán, justo o injusto, del PP.
Si en Galicia el PP es el partido hegemónico con un proyecto galleguista, centrista y liberal no veo razones para el fracaso de un giro semejante en Cataluña si, además, esta es la apuesta estatal y la coyuntura en Cataluña es favorable, como lo es la actual. Conformarse con una mejora insuficiente producto exclusivamente de la dinámica a nivel de Estado me parece un error que perpetua la irrelevancia.