La mujer de Dani Alves, la modelo Joana Sanz, ha declarado este martes como testigo ante la Audiencia Provincial de Barcelona en el juicio que se sigue contra el futbolista por una presunta agresión sexual contra una joven en la discoteca Sutton en la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022. Sanz ha asegurado que Alves llegó a casa muy borracho, por lo que no pudo hablar con él y ha negado que su marido le pidiera no salir con él aquella noche porque era un encuentro solo para chicos.
Joana Sanz ha señalado también que al día siguiente de la presunta agresión, Alves no le explicó nada de lo sucedido y que se limitó a decirle que había estado con unos amigos. Dos de ellos también han declarado este martes ante la Audiencia. Uno de ellos, Bruno, ha asegurado que Alves estaba muy bebido aquella noche y que llegaron a Sutton después de haber estado en otro bar en el que habían consumido, entre cuatro amigos, varias botellas de vino y dos más de whisky. En otro establecimiento, habían tomado un gintonic cada uno. Bruno ha asegurado que fue él quien pidió al camarero de Sutton invitar a las jóvenes entre las que se encontraba la presunta víctima de la agresión sexual por la que Alves permanece en prisión desde enero de 2023.
Bromeando con las amigas de la víctima
Este amigo de Alves también ha señalado que, mientras se cometía la supuesta agresión en el baño del reservado de esta discoteca, él estuvo con las amigas de la joven bailando y «haciendo bromas». En este sentido, ha asegurado que las jóvenes «estaban haciendo bromas sobre la situación«. Y ha añadido, además, que la prima de la víctima se despidió de él con un beso en la mejilla, según recoge El Nacional.
En esta segunda sesión del juicio contra Alves por presunta agresión sexual también han declarado los agentes de los Mossos que intervinieron tanto cuando se activó el protocolo de la discoteca como cuando la víctima presentó la denuncia. También ha declarado el director de la discoteca, que ha asegurado que no habló con Alves aquella noche y que costó mucho que la joven supuestamente agredida relatara lo que había sucedido porque pensaba que no la iban a creer. El encargado de sala, por su parte, ha señalado que aquella madrugada notó que el futbolista no se comportaba como siempre.