La deriva autoritaria de Pedro Sánchez ha ido incrementándose a medida que han ido surgiendo dificultades para su permanencia en el poder. Mintió a sabiendas en la campaña electoral ocultando su disposición a acordar la amnistía con Junts para ser investido. Hizo aprobar una ley dictada por sus beneficiarios, aunque se encontró con la sorpresa de que Junts le pide más. Entre trileros pasan estas cosas. Se alía con el independentismo y la extrema izquierda para desarbolar el Poder Judicial y someterlo al ejecutivo mediante nombramientos de exmiembros de su gobierno en Fiscalía y Tribunal Constitucional. Fomenta una campaña de desprestigio de los jueces que no acatan sus deseos. Lo ultimo, se transmuta en juez instructor y dice que no ha habido terrorismo, aunque propone modificar el Código Penal para asegurarse. Hay que ver lo que es la adicción al poder, hasta olvida cuando tuvo que circular por Barcelona con escolta armada en el interior de su propio vehículo.
Y todo ello lo justifica en base a argumentos falsos. La amnistía no tiene nada que ver con los indultos, defendidos por mí. No es ni remotamente lo mismo el perdón de la pena de cárcel, con anular el delito, legitimando las actuaciones realizadas y criminalizando a quiénes actuaron contra el golpe de estado. La amnistía ni sirve a la gobernabilidad, lo han dejado muy claro los dirigentes de Junts, ni solventa el conflicto independentista. La independencia unilateral se mantiene como amenaza si no hay referéndum de autodeterminación, algo así como que o ganamos por las buenas o por las malas. Se invoca el nombre de Cataluña en falso: el independentismo no es Cataluña. La única realidad es que el acuerdo Junts–PSOE es impunidad a cambio de 7 votos.
¿Hasta dónde está decidido a ceder Sánchez? No descarta un referéndum de independencia sino que sólo lo hace, con escasa credibilidad dados los precedentes, es negarlo en caso de una pregunta binaria, es decir independencia sí o no , pero no si la opción introduce otra variable .
Reivindica la templanza, en la misma frase que califica de fachosfera a todos los que le critican, él que ha hecho de la polarización y la división de los ciudadanos su santo y seña.
Por último, pero no menos, permite a sus socios un ataque frontal a la Monarquía a la que se ve como el último obstáculo para hacer realidad todos sus deseos.
Todavía no ha alcanzado todos sus objetivos pero no va a cejar en su empeño. La Monarquía resiste. El Poder Judicial aguanta. Junts va a la suya. Pero sueña con poder afirmar como Luis XIV: el Estado soy yo. Mientras tanto la democracia y la convivencia se deterioran y el estado se difumina.