Recientemente, acaparó la atención mediática que el informe Pisa situase a la Educación catalana a la cola de Europa y España —especialmente preocupantes fueron sus resultados en materias como matemáticas, lectura y ciencias—. Como es sabido, la primera reacción de la Generalitat fue culpar a la inmigración de lo sucedido, obviando que la Comunidad de Madrid tiene una tasa de inmigración similar a la catalana. Más tarde, rectificaron sus declaraciones, si bien situaron al frente del comité de expertos para solventar el problema a un político de perfil separatista y defensor férreo de la inmersión, el sistema que según diversos expertos estaría detrás del fracaso catalán.
Ahora, ha trascendido otro dato que corrobora el mal momento de la Escola Catalana: el abandono escolar prematuro en la comunidad catalana supera en un 50% al de la media europea, alcanzando el 14% del total de alumnos. Y aunque la cifra supone un leve descenso respecto al 14,8% de 2022, aún se encuentra muy lejos del 9% de los estándares europeos. Asimismo, este abandono escolar también es peor que la media del conjunto de España, situada en un 13,6%. Si bien es cierto que solo cinco regiones cumplen con el máximo del 9% que señala Europa: La Rioja, Cantabria, Galicia y el País Vasco.