Junts ha presentado sendas preguntas, en el Congreso y el Senado, pidiendo explicaciones al Gobierno por las declaraciones del ministro Óscar Puente aceptando la posibilidad del traspaso de cercanías a otras comunidades autónomas que lo soliciten. Se quejan del «café para todos». Consideran que dicho traspaso a otras comunidades se hace para «diluir las aspiraciones nacionales de Cataluña».
Por mucho que intento comprender en qué afecta una cosa a la otra, sobre todo si entendemos que la aspiración de Junts ( 11,18% el 23J) ,que no de Catalunya, es la independencia, no lo consigo.
La reacción de Junts sólo es comprensible si la analizamos desde una perspectiva médica. En efecto, su conducta cuadra a la perfección con el denominado trastorno narcisista de la personalidad. Según la Clínica Mayo, «el trastorno de la personalidad narcisista es una enfermedad de salud mental en la cual las personas tienen un aire irrazonable de superioridad. Necesitan y buscan demasiada atención y quieren que las personas les admiren… Sin embargo , detrás de esta máscara de absoluta confianza propia, no están seguras de ellas mismas y reaccionan fácilmente a la más mínima crítica. Las personas narcisistas pueden sentirse infelices y decepcionadas cuando no les hacen favores especiales o reciben la admiración que creen merecer. El tratamiento del trastorno de la personalidad narcisista se centra en la terapia de conversación o psicoterapia». Como ven, los rasgos de la enfermedad y el comportamiento de Junts son coincidentes, por eso deberían consultar a su terapeuta.
La consideración del nacionalismo como una enfermedad mental en línea con el trastorno narcisista ha sido tratada de forma recurrente
De hecho, la consideración del nacionalismo como una enfermedad mental en línea con el trastorno narcisista, e incluso la esquizofrenia, ha sido tratada de forma recurrente. A modo de ejemplo, algunas afirmaciones de George Orwell en su obra Notas sobre el Nacionalismo, ocultada por el nacionalismo. Dice Orwell: «Un nacionalista es alguien que únicamente , o principalmente, piensa en términos de prestigio competitivo. Puede ser un nacionalista positivo o negativo -esto es, puede usar su energía mental en ensalzar o en denigrar-, pero, en todo caso, su pensamiento gira siempre en torno a victorias y derrotas, triunfos y humillaciones. El próposito constante de todo nacionalista es obtener más poder«.
Continua Orwell analizando otros rasgos patológicos del nacionalismo:
- Inestabilidad. «La intensidad con que son sentidas no impide que las lealtades nacionalistas sean transferibles. Lo que permanece constante en el nacionalista es su estado mental: el objetivo de sus sentimientos puede cambiar y hasta ser imaginario».
- Desconexión de la realidad. «Todos los nacionalistas tienen la capacidad de obviar las analogías sobre hechos similares. Las acciones son tenidas como buenas o malas no en función de sus méritos sino de quién las realiza. Todo nacionalista se obsesiona con alterar el pasado. Transferirá segmentos de su mundo de fantasía a a los libros de historia cada vez que pueda. Hechos importantes son suprimidos, fechas alteradas, citas removidas de su contexto y manipuladas para cambiar su significado. Eventos cuya ocurrencia se piensa no debio darse son omitidos y en última instancia negados».
Han transformado la Guerra de Sucesión en secesión y están camino de transformar la Guerra Civil en una guerra de España contra Catalunya
Estas breves citas de la obra de Orwell encuadran los trastornos de nuestros nacionalistas en unas patologías comunes a los nacionalismos. Ni en eso son originales. No es difícil poner ejemplos de justificación de la violencia cuando es de los nuestros -blanqueo de ETA, Terra Liure – Tampoco de falsificación burda de la historia. Han transformado la Guerra de Sucesión en secesión y están camino de transformar la Guerra Civil en una guerra de España contra Catalunya.
No entiendo en qué puede preocuparle a un catalán en su sano juicio quién gestiona las cercanías en Andalucía o cualquier otro lugar. Pero la reacción de Junts no trata de eso. Es una simple pataleta de niñato narcisista: no me importa la pelota que me regales si es más grande que la de mi vecino.
Los socialistas deberían tomar nota de la personalidad de sus socios para saber que no se van a curar salvo derrota sin paliativos y la consiguiente transferencia de lealtades. Pero eso ya lo saben. Al menos los de por aquí. Y piensan, que nos quiten lo bailao o qui dia passa, any empeny.