Leemos en EL PAÍS de este viernes 17 unas declaraciones del señor Juan Roig, hechas el jueves, el día en que Pedro Sánchez era reelegido Presidente del Gobierno tras un agrio debate de investidura. Roig pidió estabilidad y remarcó los potenciales efectos negativos de la tensión política. Y dijo: “Se está medio consiguiendo una división entre los españoles que no es nada buena ni para la economía ni para España. Si el problema de España lo tuviéramos en Portugal (país en el que Mercadona está en plena expansión), ralentizaríamos las inversiones”.
Más claro, agua. El señor Roig es el dueño de Mercadona. Debe saber de lo que habla pues tiene empleadas a más de 100.000 personas.
El temor del señor Roig debe conectarse con el discurso de Pedro Sánchez el miércoles, presentando su programa de gobierno. El programa que anunció es enormemente polarizador de la política española y a nuestro juicio, coincidiendo con el señor Roig, eso perjudicará la inversión y la creación de empleo.
EL PROGRAMA DE INVESTIDURA
La esencia del programa de gobierno de Pedro Sánchez consiste en defender que en política, en cualquier país, se trata de escoger entre dos opciones:
a)una opción reaccionaria, involucionista, que promete un ilusorio regreso a un pasado mitificado y falso. Aquí están las derechas retrógradas que rechazan el Estado del bienestar, niegan el cambio climático, son anti-feministas y anti-LGTBI.
b)una opción progresista, que quiere avanzar en conquistas sociales desde la solidaridad, que quiere evitar la catástrofe medio-ambiental, que está con las mujeres y con las personas LGTBI.
Dice Sánchez que, obviamente, VOX está en la opción reaccionaria, pero no están solos ahí. La derecha tradicional, el PP, les ha bendecido como compañeros de viaje, se ha dejado parasitar, y ya son una misma cosa: las derechas retrógradas.
Enfrente se sitúan las fuerzas del progreso, es decir, el Gobierno de coalición progresista entre PSOE y SUMAR, más ERC, Junts, PNV y Bildu.
Según Sánchez, no queda otro remedio que elegir entre una u otra opción. No hay ninguna opción intermedia. No hay matices. Esto es lo que hay en la política española.
Esto es lo más grave del discurso. Lamentablemente, representa una visión política propia de una república bananera o, lo que es mucho más triste, propia de la España de febrero de 1936. Propia del frentismo anterior a la segunda guerra mundial. Como si no hubiéramos aprendido nada desde entonces. Cosas así no se oyen en ningún país moderno.
El olímpico desprecio por los millones de votantes del PP y VOX es más que preocupante. Media España está fuera de la cabeza del señor Sánchez. Y doce Comunidades Autónomas. Y la mayoría de los Ayuntamientos.
PEDRO SÁNCHEZ SIGUE EN SUS TRECE
Está claro que el Presidente sigue empeñado en la polarización, en el frentismo, en las dos Españas. La de los buenos frente a la de los malos. Sin matices. Lleva tiempo instalado en tan burda visión política, que parece sólo apropiada para el consumo de mentes incautas. Se agarró a esta visión para defender los Impuestos extraordinarios a Bancos y Energéticas (que rompen la equidad tributaria y no tienen nada que ver con los beneficios: véase el caso de CEPSA). Y para defender el Impuesto a las Grandes Fortunas (que no existe en ningún país de la UE). Y ahí sigue.
Y, de momento, le funciona. El secreto de su éxito está en la polarización, siempre que en el polo de las derechas se encuentre VOX.
CÓMO IMPACTA ESTO EN LA ECONOMÍA
Volviendo a las declaraciones del señor Roig, advertimos que en la nueva legislatura hay varios factores que pueden lastrar el crecimiento:
1.El primero tiene que ver con la gravísima polarización propiciada por el Presidente. Un país tan polarizado es un territorio hostil para la inversión y la creación de empleo. No se puede hacer ninguna política sensata dejando fuera de juego a la mitad de los españoles, a 12 Comunidades Autónomas y a la mayoría de los Ayuntamientos. Hay que hablar con el PP.
2.El segundo viene dado por lo que ya sabemos del Acuerdo PSOE-SUMAR. Las concesiones del PSOE a la extrema izquierda, en materia laboral y fiscal, van siempre de lo mismo, atacan a las empresas, no se negocian con los empresarios y no van a ayudar al crecimiento.
3.El tercero tiene que ver con el cumplimiento de lo que el Presidente ha prometido a los partidos independentistas. Y no es sólo la amnistía. ¿Podrá el Presidente atender todos los compromisos contraídos? No va a ser nada fácil, ni en términos políticos (tenemos protestas nunca vistas) ni en términos económicos (hay que reducir el déficit).
La legislatura va a ser turbulenta, de alta tensión. Inestable. Con inseguridad jurídica. Con riesgo de tropiezos graves, por ejemplo en la próxima Ley de Presupuestos. Nada bueno para la inversión y la creación de empleo.
4.Y todo esto pasa en un escenario internacional incierto, de recesión económica, con frenazo de nuestro PIB y con unas nuevas reglas fiscales que impondrá Bruselas, que nos obligarán a apretarnos el cinturón y disminuir el gasto público. Y no hay espacio para aumentar la recaudación fiscal.
¿Hay quien dé más?
