«Mire este hemiciclo. ¿Ve alguna alternativa a nosotros? ¿Ve a Albert Rivera o a Inés Arrimadas? No, ¿verdad? No se la juegue.». Con estas palabras se dirigió ayer el republicano Gabriel Rufián al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advirtiéndole del precio que puede pagar —esto es, la irrelevancia— si no sigue otorgando concesiones al nacionalismo. Las palabras han tenido un amplio eco entre los dirigentes y exdirigentes de Ciudadanos. «Y esa obsesión con Albert Rivera e Inés Arrimadas. Cómo les duele que Cs ganara las elecciones en Cataluña, algo que ERC nunca ha logrado», ha reflexionado la exdiputado naranja Sonia Sierra.
Pero la formación liberal-progresista no se da por muerta. Esta ha sido la respuesta en X de su líder Carlos Carrizosa: «Cs no está en el Congreso y Rufián se regodea en ello. Porque a los extremos y a los separatistas les interesa una política de bloques enfrentados sin alternativas. Somos imprescindibles y lo saben, lo sabemos». Y ha añadido: «Pero volveremos en las europeas y las catalanas para cambiarlo todo».
Por su parte, la portavoz Anna Grau también ha reaccionado al dardo de Rufián en un tono similar al de Carrizosa: «Todavía tiene pesadillas con Ciutadans. Y es que es indepe, pero no tonto. Y es catalán. Él sabe lo que yo sé que él sabe. Continuará».