Las manifestaciones ante las sedes socialistas y las exigencias de Puigdemont para cerrar el acuerdo de investidura visualizan un nuevo escenario político. Lo que hace unos días se daba por seguro, el acuerdo, es puesto en duda incluso entre sus más acérrimos y optimistas defensores, como el director de La Vanguardia Jordi Juan. El clima político se enrarece. La extrema derecha se apropia de las concentraciones ante la sede socialista de Madrid y se multiplican los incidentes. El PP se desmarca. El PSOE se rasga las vestiduras y se victimiza. Podemitas y comunistas, adalides de los escraches, criminalizan a los nuevos indignados.
La pregunta, la misma desde el 23J, es si estamos más cerca de la investidura o la repetición electoral aparece como la opción más probable.
Como se evidencia cada día, el guion no ha estado nunca escrito. El final es incierto y nadie lo controla.
Una primera lectura de la situación sería que el PSOE ha reforzado su posición negociadora. La presión mediática y de la calle le permite argumentar ante Junts que no puede ceder más y permite a Sánchez reforzar el mensaje «o yo o la extrema derecha». Este mensaje, el mismo del 23J reforzado, hace abrigar esperanzas a los socialistas, especialistas en hacer de la necesidad virtud, que una posible repetición electoral les puede ser favorable.
Puigdemont por su parte no se va a dejar intimidar por el miedo a la extrema derecha. Nunca le ha hecho ascos a la repetición electoral, las encuestas le favorecen, aunque la amnistía sea un oferta muy golosa en términos personales. No se puede olvidar que el gran objetivo de Junts es volver a ser la fuerza política hegemónica en Cataluña. Se autoconvence de que contra la derecha españolista «viviremos políticamente mejor y encima pagaremos menos impuestos». Su particular vía crucis consiste en determinar lo que necesita arrancar de Sánchez para no aparecer ante los más radicales como un traidor y, encima, subordinado a Junqueras. Lo de cobrar por adelantado, su eslogan inicial, ya ha pasado a mejor vida.
¿Cómo acabará la película? Como he dicho, los guionistas todavía no se han decidido. En cuanto a mi opinión, expresada repetidamente, es que estamos más cerca de la repetición electoral que del acuerdo, aunque mi criterio puede quedar en evidencia en cualquier momento.