El pacto entre el PSOE y ERC por la investidura —que incluye perdonar 15.000 millones de deuda catalana— ha sido duramente criticado en la órbita constitucionalista. El PP lo ha señalado como «un paso más en la degradación» de los socialistas, mientras que el editorial de El Mundo mantiene que «supone la destrucción de facto de la igualdad entre españoles». Sin embargo, entre los descontentos también se encuentran actores destacados del mundo secesionista. El exdiputado de Junts y exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, por ejemplo ha denunciado que «ERC ha firmado una rendición y una estafa: la multiplicación de las mesas de diálogo autonómicas, la gestión compartida (que no traspaso) de Cercanías y unos indultos 2.0».
Por su parte, el lobby radical Assemblea Nacional Catalana ha desacreditado el acuerdo desde posturas maximalistas: «Cualquier pacto de investidura debe servir para avanzar hacia la independencia, y este acuerdo no parece que hable de un nuevo referéndum ni de legitimar el 1-O». Y es que, según la ANC, una «amnistía que sólo se utilice como perdón desde el Estado puede acabar siendo una trampa disfrazada de «acuerdo histórico”».
Voces del entorno neoconvergente como el asesor de Puigdemont Aleix Clarió también han hecho público su rechazo, señalando que los republicandos solo han conseguido que se condone una «porción rídicula» de la deuda catalana.
Por último, el sector crítico de ERC Primer d’Octubre ha cargado contra el pacto en un comunicado por cuanto supone el «entierro de la independencia».