El Ejecutivo de Sánchez cede ante una de las exigencias históricas del nacionalismo: la transferencia del servicio de Cercanías en Cataluña. Según ha adelantado RAC1, el PSOE y ERC han cerrado un acuerdo para el traspaso «integral» de Rodalíes —tal y como se lo conoce en Cataluña— que se realizaría en varías fases —para no perjudicar a los 400.000 usuarios diarios de los los trenes catalanes —y contará con vías, trenes y recursos económicos. Hasta ahora, la Generalitat gestionaba los horarios y las tarifas, mientras Adif se encargaba de la construcción, mantenimiento y explotación de los ferrocarriles. Sin embargo, el nacionalismo lleva años criticando que su funcionamiento es harto mejorable.
Parte del constitucionalismo ha considerado el traspaso una concesión inadmisibles. Así loa hecho, por ejemplo, el líder de Ciudadanos Carlos Carrizosa: «Entregar al separatismo golpista impune la infraestructura de trenes de una parte del Estado es una locura». Y ha explicado: «Aislarán una red estratégica y el servicio no mejorará. Cuando siga funcionando mal o peor, dirán que España no da medios para gestionar bien las competencias traspasadas».
Por su parte, el profesor de Derecho Constitucional Josu de Miguel ha ironizado: «¡Por fin! No hay nada que una investidura o unos presupuestos se le resista a nuestro federalismo castizo. ¡Cuántos puestazos van a salir de este traspaso!».