He querido titular este osado artículo con ganas de evidenciar las realidades de nuestro pequeño mundo. Puede que sean realidades superficiales si las comparamos con las guerras que azotan nuestro otro mundo más lejano, o con las desgracias a las que nos afronta la madre naturaleza. Ahí, la línea entre vivir o morir es bien delgada. Aquí, la línea entre lo ético y lo estético, también.
Por fin la semana pasada Sánchez verbalizó la amnistía. No digo que Sánchez nos revelase nada ese día porque todos sabemos que él sabe decir lo que quiere decir sin necesidad de verbalizarlo, y todos ya sabíamos que después del 23-J la codicia del poder acariciaba la cara de Sánchez con un abanico que gritaba “AMNISTIA” Pero finalmente, la pasada semana Sánchez habló, y lo hizo no solo defendiendo la amnistía por el bien de España y de los catalanes, sino que lo hizo, como siempre, cabalgando sobre la media verdad que es en definitiva lo que más se parece a la mentira.
Nos habló como acostumbra: utilizando relatos que no son reales afirmando que la derecha perdió. Sin embargo, si la derecha es PP y la izquierda es el PSOE, está claro que la derecha le pasó la mano por la cara obteniendo 47 escaños más que en las últimas elecciones, frente a los únicos dos escaños que logró subir el PSOE.
Tanto en mayo en las municipales como en julio en las generales, Sánchez se tuvo que beber no una taza de caldo, sino dos
Que no venga pues Sánchez diciendo que España abrumadoramente está en contra de la política auspiciada por el PP porque a nivel de votos, tanto en mayo con las municipales, como en julio con las generales, se tuvo que beber no una taza de caldo, sino dos. Constatados los resultados, no parece pues que los españoles estén abrumadoramente encantados con la política del actual y soberbio Presidente en funciones. Además, como catalán, me duele la grosera utilización de mis sentimientos y mi pertenencia reducidos a una manipulada y falsa estadística.
De todos es conocido que en Catalunya los partidos defensores de la independencia (Cup, Erc y Junts), perdieron el 19,42 % de sus votantes en relación a 2019 ( resalto que no ganaron, no, que perdieron), y el PP con el 13,34 % de los votos superó individualmente a todos estos partidos independentistas.
También es cierto que el PSC, convertido en el garante de orden constitucional gracias a las bravuconadas golpistas de Vox, se aúpo con 19 impensables escaños, aunque no es difícil imaginar cuáles otros escaños hubiesen cosechado si el PSC hubiera basado su campaña electoral en esa necesaria amnistía “que no es fin en sí misma, ni es el fin del camino” (Sánchez dixit).
En fin, que del dicho (realidades verbalizadas por Sánchez), al hecho (realidades constatadas) hay un trecho.
Los indultos supusieron el reconocimiento de que el perdón siempre es más eficaz que el castigo, pero ¿dónde estaba el PSC cuando hubo que promoverlos?
No hay que olvidar que la realidad que verbaliza Sánchez es que la amnistía (repito, “que no es fin, sino solo principio”) va a ser la panacea para el incremento de la convivencia en Catalunya. Para ello a Sánchez le basta con extrapolar solo algunos conceptos: si los indultos lograron rebajar el souflé, ¿qué no conseguirá ahora la amnistía? Efectivamente los indultos supusieron el reconocimiento de que el perdón siempre es más eficaz que el castigo, pero ¿dónde estaba el PSOE/PSC cuando hubo que promoverlos? En su habitual indefinición, hasta que no olieron una cierta rentabilidad política se mantuvieron ausentes en la solicitud de esos indultos y solo LLIGA DEMOCRÁTICA, partido del que me honro en ser uno de sus fundadores, tuvo la visión y generosidad de promoverlos.
A qué vienen pues esas medallas que se cuelga el PSOE como impulsor de la convivencia en Catalunya? Con la misma visión de futuro que tuvimos entonces cuando pedimos los indultos, desde la LLIGA hoy defendemos que la amnistía no es una orla para poner las fotos de Sanchez y Puigdemont, sino que tiene que ser fruto de un generoso consenso en donde unos renuncien a la unilateralidad y acepten la Constitución, y en donde otros -los que en septiembre de 2017 sufrieron viendo cómo se violaba el Estatut-, quieran olvidar aquello para poder renacer en una Catalunya sin adoctrinamientos que solo piense en el futuro y no en lo que entonces pasó en su Parlament.
Esa es la amnistía que sana y abraza ; que Sanchez no nos venda sus ambiciones montado en una historia en la que ni él ni el PSOE estaban, mientras que la LLIGA era la que la estaba escribiendo.
Catalunya no puede permitirse otra imposición que burle la Constitución y agigante el adoctrinamiento victimista y represor de los últimos años
Catalunya no necesita hoy una amnistía impuesta como cálculo para una investidura. Catalunya no puede permitirse otra imposición que burle la Constitución y agigante el adoctrinamiento victimista y represor de los últimos años. Hoy Catalunya necesita que no le aviven el fuego de una confrontación languideciente, sino que se busque ese abrazo transparente y real que nos acerca, sino a todos, sí a muchos.
¿Cree Sánchez que antes del 23-J el pagès catalán, el jubilado, el ama de casa, el autónomo, el profesional liberal, es decir ese 80 % de catalanes que quiere sumar a su relato, estaban preocupados por Puigdemont y por la amnistía? No. En absoluto !!! Estaban preocupados por la pérdida de su bienestar, por la pérdida de su nivel de vida, por la emigración de un talento joven que no ve futuro y por la inseguridad -cívica y jurídica- que Catalunya está experimentando desde los hechos de septiembre de 2017.
Catalunya ha sido, y busca seguir siéndolo, motor de emprendimiento y de progreso y el vender una interesada convivencia social a cambio de su Presidencia en el Gobierno es innoble y mezquino. Ver a sus esbirros -hace un mes su Vicepresidenta y hoy su número tres en el PSOE- , sentados en un sofá con Puigdemont negociando el ultraje al Estado de Derecho, además de desgarrador, es humillante y ni ético ni estético.
Ni Catalunya ni España aguantarán las políticas intervencionistas de este gobierno de coalición que oprimen y desincentivan
Pero no solo es la amnistía el problema actual que nos atañe como catalanes. La amnistía seguro que soliviantará a más de los que apaciguará, pero donde nos jugamos el futuro de Catalunya es en ese gobierno de coalición con SUMAR que ya se otea a la vuelta de la esquina.
Catalunya ¿motor de emprendimiento? con una asfixiante presión fiscal en el impuesto de sociedades. Catalunya ¿cuna de empresas familiares? con una aplastante regulación en el impuesto de sucesiones y donaciones. Catalunya ¿crisol de culturas? con un estrangulante registro de aquel que no comulga con el ideario del poder. ????
Ni Catalunya, ni España aguantarán las políticas intervencionistas de este gobierno de coalición que oprimen y desincentivan.
Como liberal, como fundador de LLIGA DEMOCRATICA, como catalán ansioso de ver la luz tras este angustioso túnel, deploro ese lamentable futuro que nos dibuja el Sr. Sánchez Presidente en funciones del Gobierno de España .