En ocasiones, parte de la izquierda suele señalar que el nacionalismo catalán prefiere al Partido Popular en el poder porque así pueden justificar mejor su intransigencia contra el resto de España. Sin embargo, muchos en el orbe secesionista son conscientes de que pocas veces gozarán de un presidente tan proclive a hacer realidad sus exigencias como el socialista Pedro Sánchez. En este sentido, una figura tan radical como la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, que sacó adelante las leyes de desconexión y pisó la cárcel por ello, ha admitido en una entrevista en La SER Cataluña que «ojalá haya investidura» y Pedro Sánchez sea presidente.
Según Forcadell, si Sánchez sale investido «Cataluña habrá avanzado nacional y socialmente» y «estaremos en el camino de ejercer la autodeterminación». Sin embargo, ha mostrado su inquietud por la marcha de las negociaciones: «Las conversaciones no acaban de ir demasiado bien». Por otra parte, ha apoyado la voluntad de ERC de que el 1-O no fue constitutivo de delito: «El 1 de octubre no fue un delito. No conozco ningún delito que diga que la gente no puede votar. Estamos condenados por el Supremo, pero nuestros recursos han sido admitidos a trámite por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos».