Continúa la pugna entre Junts y Esquerra por aparecer más duros frente a su electorado en las negociaciones de la investidura. Si Puigdemont recordó recientemente a los socialistas que no renunciaba a que el Estado reconozca la «legitimidad» del 1 de octubre, ahora Aragonès ha afirmado en el Senado que la amnistía es el «punto de partida» que la meta es el «referéndum». «La amnistía hoy es imprescindible para avanzar en la resolución del conflicto político entre Cataluña y las instituciones del Estado español. La amnistía no es el punto final, es el punto de partida que tiene un destino, que la ciudadanía de Cataluña vote en un referéndum sobre su futuro político, que vote sobre la independencia», aseveró.
La reacción del constitucionalismo no se ha hecho esperar. La diputada Cayetana Álvarez de Toledo, por ejemplo, ha comentado en redes: «Y en eso quedó la campanuda y mendaz Agenda del Reencuentro y la Reconciliación de Pedro Sánchez Pérez-Castejón». En la misma línea provocadora, el presidente de la Generalitat evitó ayer saludar oficialmente al presidente del Senado, Pedro Rollán, limitándose a estrechar brevemente la mano de este último en los pasillos de la Cámara Alta. Así, mientras el resto de presidentes autonómicos se reunieron en un salón con Rollán y se fotografiaron junto a él, Aragonès eludió el gesto. Del mismo modo, esquivó cualquier situación en la que apareciese en pie de igualdad con los barones del PP.