El informe preparado por los expertos de Pere Aragonès, inspirado en el «acuerdo de claridad» canadiense, no está cosechando una buena acogida en el orbe separatista. El rechazo más visceral ha sido el mostrado por la periodista Pilar Rahola, que en un vídeo publicado en su blog ha manifestado: «¿Qué caray es este acuerdo de claridad? ¡Si no se lo compra nadie!». Y ha abundado: «No se da cuenta, president de la Generalitat, de que los ciudadanos están demasiado cansados, demasiado enfadados, demasiado desconcertados, como para que se les maree con cosas que no van a ningún sitio? ¿Un hámster dandole a la rueda hacia dónde?».
También ha habido chanzas sobre el hermetismo o ambigüedad de su redactado. El neoconvergente Albano-Dante Fachín, por ejemplo, ha reproducido en redes el siguiente párrafo: «La aspiración tendría que ser la gestión del conflicto a partir de una canalización o reconducción que permita transitar hacia un proceso de resolución».
Y ha añadido: «¡Clarísimo!». Por su parte, la CUP se ha desmarcado de la claridad, que han definido como un «callejón sin salida», y ha insistido en un referéndum sin pacto con el Estado.