Se ha terminado para España el tiempo de la barra libre de gasto. A causa de la pandemia y de la guerra de Ucrania, el Gobierno lleva cuatro años gastando montañas de dinero (a veces con poco fundamento), muy por encima de lo que recauda por impuestos y cotizaciones sociales. Generando déficits elevados y recurrentes. Entre 2019 y 2022 los déficits fueron respectivamente del 3,1%, 10,1%, 6,9% y 4,8% sobre PIB. La magnitud de esto se entiende mejor si decimos que el déficit del 4,8% de 2022 significa que los gastos superaron a los ingresos en 64.000 millones. Buena cifra.
Todo se ha pagado con más deuda. Bajo el mandato de Pedro Sánchez, la Deuda Pública ha pasado de 1,166 billones (Junio 2018) a 1,558 billones (Julio 2023). La cuenta a pagar se ha incrementado en 392.000 millones de euros, 211 millones de euros diarios. Así no ha sido muy difícil gobernar.
Lo que nos cuesta en intereses una deuda tan descomunal está alcanzando niveles preocupantes. Los tipos a pagar por la deuda a corto plazo (Letras del Tesoro) son muy parecidos a los tipos a pagar por la deuda a medio y largo plazo (Bonos y Obligaciones). Estamos en un entorno del 3,50-4%. Y subiendo. Dicen que esa convergencia entre los tipos a corto y a largo anuncia una recesión. Al final, la factura por intereses va a estar en línea con el gasto en educación.
Está claro que esto no puede seguir así. Tampoco en Italia o en Francia puede seguir así. Por eso, la Unión Europea está elaborando unas nuevas reglas fiscales que nos van a obligar a todos a apretarnos el cinturón. Todo apunta a que el déficit tendrá que estar por debajo del 3% del PIB y que la Deuda debe tender a no superar el 60% de dicho PIB (esto último parece una fantasía pues ahora estamos en el 113%). El 17 de octubre se reúnen los ministros de Economía y sabremos algo más de por dónde irán los tiros en tan delicado tema. Alemania es partidaria de la mano dura; Francia quiere más suavidad. Se llegará a un término medio que, en todo caso, a España le apretará las tuercas.
HAY QUE REDUCIR EL DÉFICIT COMO SEA
Lo de reducir el déficit va en serio. Buena prueba de ello ha sido el intento de implantar peajes en las autovías, recurso ciertamente desesperado.
El Gobierno ha prometido que el déficit de este año 2023 será el 3,9%. Son 9 décimas menos que en 2022. Eso supone que los gastos superarán a los ingresos en 54.000 millones, unos 10.000 millones menos que en 2022. Mucha gente duda que esto se consiga.
Y también promete el Gobierno que el déficit del año 2024 será el 3%. Otra apuesta arriesgada, ya que para conseguir ese 3% habrá que tomar medidas desagradables. Vamos a ver algunas.
EL RECIBO DE LA LUZ
Hasta final de 2023 el recibo de la luz lleva los siguientes impuestos:
IVA: 5% (en lugar del tipo normal del 21%). Pasa lo mismo en la factura del gas natural.
Impuesto Especial sobre la Electricidad: 0,5% (en lugar del tipo normal del 5,11%.
Impuesto sobre el Valor de Producción de la Energía Eléctrica: 0% (en lugar del tipo normal del 7%). Este impuesto lo pagan las eléctricas y no figura en el recibo, pero forma parte del coste de la energía.
Pues bien, todas estas rebajas fiscales desaparecen a partir del 1 de enero de 2024. La fiscalidad volverá a ser la de antes. Sólo por este tema, el precio de la luz se va a incrementar en un 30%. Aparte quedan las subidas que vengan por razones de mercado.
Antes decíamos que algunos de los gastos realizados por este Gobierno tienen poco fundamento. La rebaja fiscal sobre el recibo de la luz es un buen ejemplo. Es una rebaja indiscriminada, de la que se aprovechan por igual ricos y pobres. Hubiera sido más justo, y más barato, focalizar la ayuda en los consumidores vulnerables. Pasa lo mismo con el descuento de 20 céntimos por litro de combustible. Ambas son cantidades muy fuertes.
EL IVA DE LOS ALIMENTOS
En 2023 el tipo del IVA para los alimentos básicos ha sido el 0% (en lugar del 4%). Los alimentos básicos son: pan, leche, quesos, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales.
Y el tipo para aceites y pastas ha sido el 5% (en lugar del 10%).
Pues bien, estas rebajas fiscales desaparecen a partir del 1 de enero de 2024. La fiscalidad volverá a ser la de antes. Y los alimentos subirán todavía más.
LAS AYUDAS AL GASÓLEO
Durante 2023 el Gobierno ha estado concediendo bonificaciones sobre el precio del gasóleo para transportistas y para agricultura, ganadería y pesca. Eran 10 céntimos por litro hasta 30 de septiembre y 5 céntimos por litro hasta 31 de diciembre.
Pues bien, estas ayudas desaparecen a partir del 1 de enero de 2024.
AYUDAS PARA EL TRANSPORTE PÚBLICO
A partir del 1 de enero de 2024 desaparecen estas ayudas. Parece que sólo se mantendrá la ayuda para Cercanías.
CONCLUSIONES
Esto es sólo un aperitivo de lo que se nos viene encima el año que viene. El precio de los carburantes tampoco nos va a hacer ningún favor pues todo apunta a que el petróleo seguirá subiendo. Y las perspectivas de crecimiento económico no son optimistas, con la importancia que eso tiene en la recaudación de impuestos y cotizaciones sociales. Por todo ello, será difícil conseguir en 2024 un déficit del 3%. Y será difícil mantener el IPC en niveles soportables.
Pero lo peor es el impacto de estas cosas en el bolsillo de la gente. Van a subir notablemente los precios de la luz y del gas, los precios de los alimentos y los precios de los combustibles. Y el Euribor a un año está en el 4,2%, con el impacto que eso tiene en los hipotecados a tipo variable.