La tentativa de Sánchez para lograr que el catalán, el euskera y el gallego pudieran hablarse en la UE —tal y como le exige Puigdemont a cambio de facilitar su investidura— se ha saldado con un jarro de agua fría. La mitad de los países han mostrado recelo ante la medida, de la que han criticado su precipitación y sus peligros. A saber, que otras 80 lenguas minoritarias europeas sean también oficiales en el futuro. De momento, el debate se ha aplazado. La cuestión es, de lograrlo, ¿cuánto puede tardar el catalán en poder ser hablado en la Eurocámara?
Pues, a tenor de lo que le ocurrió a Irlanda con el gaélico, el camino puede ser largo y pedregoso. Y es que, tal y como cuenta El Debate, este país tuvo que esperar 17 años a que el gaélico pudiera ser utilizado con normalidad en el Parlamento Europeo. Irlanda hizo la solicitud en 2005 y consiguió que se aprobase en 2007. Sin embargo, en la práctica la falta de traductores cualificados hizo que durante muchos años el gaélico fuese oficial pero apenas se pudiese utilizar. No fue hasta 2015 cuando el Ejecutivo irlandés presionó para solventar la situación, pero aun así tuvo que esperar hasta 2022 para que su lengua minoritaria fuese oficial a todos los efectos.