Los días 6 y 7 de septiembre de 2017 el separatismo orquestó en el Parlament lo que sería el inicio de la intentona golpista que culminó con la efímera declaración unilateral de independencia un mes más tarde. Dos jornadas en las que Junts, ERC, la CUP y algunos diputados de Podem dieron luz verde a las llamadas leyes de desconexión, que ponían en manos del entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, prácticamente todo el poder, sobre todo en lo relativo a lo judicial.
El entonces y ahora diputado de Ciudadanos en la Cámara autonómica, Carlos Carrizosa, ha recordado en X aquellos días, asegurando que fue entonces cuando «se inició el golpe de Estado capitaneado por Puigdemont». «Si Sánchez cumple las condiciones de Puigdemont», ha añadido, «deja España indefensa y a la mayoría de catalanes vendidos».
Peor que el golpe del 23F
El diputado del PP en el Congreso Nacho Martín Blanco ha calificado aquellos días como «el mayor ataque a nuestra democracia desde el 23F». El popular ha lamentado que Pedro Sánchez prepare ahora «una amnistía exprés para rehabilitar a sus autores y asestar otro golpe a la Constitución, este desde el Gobierno de España».
Advertencia de Fernández
Más contundente se ha mostrado el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, quien ha dejado claro que las negociaciones entre Sánchez y Puigdemont facilitarán al separatismo volver a un golpe como el de 2017. «Lo volveremos a impedir», ha advertido.
Preocupación
Otros constitucionalistas han evocado aquellas dos jornadas y han expresado su gran preocupación por el momento que vive actualmente España y, en concreto, Cataluña, ante la amenaza de una nueva declaración de independencia.