Gesto del Gobierno a sus socios nacionalistas para granjearse su apoyo en la votación de la Mesa de la Cámara. El PSOE ha elegido a la expresidenta de las Islas Baleares, Francina Armengol. El motivo es su perfil federalista, pancatalanista y su defensa de la exclusión del castellano como lengua vehicular en la escuela. Asimismo, no procedel del PSC, a diferencia de Batet —recordatorio permanente de la victoria de los socialistas catalanes frente a los secesionistas en las últimas elecciones autonómicas—.
Aunque la designación de Armengol es del agrado del nacionalismo —ERC ha admitido en privado que les agradaba en comparación con Félix Bolaños—, se han cuidado mucho de celebrar su candidatura, siguiendo la estrategia clásica del nacionalismo de dar por sentadas las concesiones y centrarse de continuo en el supuesto maltrato del Estado.
El nacionalismo lo ve «insuficiente»
Así resumía la situación, por ejemplo, el director de ElNacional.cat José Antich: «Una elección que pretende ser un guiño, ya que durante su etapa como presidenta de les Illes Balears ha batallado fuerte a favor del catalán y estos últimos años ha hecho incluso algunas declaraciones que han sido bien acogidas entre las formaciones independentistas». Sin embargo, a continuación añade que lo cuenta es el precio que Sánchez esté dispuesto a pagar, por lo que considera la apuesta por Armengol «una salida por la tangente».
Por su parte, según cuenta El Español, el entorno de Puigdemont ha criticado la medida por ser «un guiño insuficiente y no consultado». De esta manera, evitan confirmar si apoyarán su elección el jueves.