No es exagerado decir que los resultados de Catalunya han frustrado el acceso de Alberto Núñez Feijóo a La Moncloa. Obtener 6 diputados de 48, 13 menos que el PSC, y un 13,34% de los votos, no puede ser considerado más que un sonoro fracaso, por mucho que el domingo Alejandro Fernández y Nacho Martín Blanco se vanagloriaran de haber pasado de dos a seis diputados en Catalunya. Se decía que el PSOE debía compensar en Catalunya las diferencias favorables al PP de Madrid y Andalucía. Al final, los socialistas en Madrid -4, en Andalucía -4 y, en cambio, en Catalunya, + 13. El crecimiento del PPC, desde mínimos históricos, se debe exclusivamente a la desaparición de Ciudadanos pero sin quitar ni un voto a los socialistas ni ampliar en nada el centro-derecha no independentista. No ha aprovechado que muchos catalanes centristas han desconectado del independentismo y, a falta de una opción creíble del PPC, han votado socialista.
Feijóo, que ha demostrado en Galicia su autonomismo y su respeto por las lenguas cooficiales, había repetido reiteradamente que era consciente de que el PP había cometido errores en Catalunya. Que había faltado empatía y que un buen resultado en Catalunya era un requisito para alcanzar La Moncloa. Pero sus palabras no se han reflejado en hechos. El PP es visto como un partido anticatalán en amplios sectores de la sociedad catalana. Errores propios, campañas interesadas no contrarrestadas y un entramado mediático adverso, han creado esta percepción. La formación de una posible coalición de gobierno con Vox no ha hecho más que empeorar las cosas.
El PP es visto como un partido anticatalán en amplios sectores de la sociedad catalana
El PPC apenas tiene presencia institucional en Catalunya a pesar de la mejora en las últimas elecciones municipales. La falta de líderes es un serio hándicap. De hecho, el mejor resultado de toda Catalunya, un 23,77 %, lo ha obtenido en Castelldefels, donde tiene uno de los pocos referentes con cargo institucional.
En estas circunstancias, el PPC necesitaba mandar un mensaje claro de cambio de rumbo en Catalunya, afirmando su apuesta descentralizadora y distanciándose de Vox. Ello sólo era posible con una lista electoral mucho más representativa de la sociedad catalana y una fuerte apertura hacia el catalanismo no secesionista.
El mejor resultado de toda Catalunya, un 23,77%, lo ha obtenido en Castelldefels, donde tiene uno de los pocos referentes con cargo institucional
Pero Feijóo optó, seguramente para ahorrarse posibles conflictos internos, por una solución conservadora: Nacho Martín Blanco, un candidato correcto pero sin el currículo ni el carisma suficiente para romper el estigma del PPC. Además, el resto de la lista respondía a criterios únicamente de partido.
No sabemos si el Congreso del PPC se va a celebrar o si volverá a aplazarse si se vislumbra una posible repetición electoral. Desde luego, si se hace, deberían plantearse una profunda renovación y, si se aplaza, como ya he escrito otras veces, Feijóo deberá valorar, si hay repetición electoral, si quiere repetir resultados, con la misma fórmula los resultados no cambiarán, o decide tomar algún riesgo a cambio de opciones de una recompensa mayor.