En las últimas semanas hemos escuchado al presidente Sánchez sacar pecho por la gestión económica realizada desde que se puso al frente del Gobierno de España y presumir en Ferraz ante los suyos de contar con alguien tan eficaz como Nadia (Calviño) al frente del ministerio de Asuntos Económicos y Economía Digital, en tanto la oposición nada tiene que ofrecer en materia económica. Ha aprovechado también la presencia en España de los más altos representantes de la UE, con motivo del inicio de la presidencia rotatoria de la UE, para proyectar su figura de estadista y alabar la gestión económica realizada. Como la palabra del presidente es tan liviana y volátil, vale la pena detenerse a examinar lo ocurrido en la economía española desde el 1 de junio de 2018, cuando Sánchez fue aupado a La Moncloa con apoyos completamente legales, pero en absoluto decentes.
En varios de mis últimos artículos (“Puede ser legal pero no decente”. “23-J elecciones generales”, “¿A quién votar el 23-J?”) publicados en este diario me he ocupado de hacer un balance de la gestión de Sánchez en los ámbitos político y legislativo. Este artículo y los siguientes hasta el 23-J, voy a dedicarlos a examinar los resultados de la gestión económica del presidente y su equipo económico. Comenzaré por lo que considero el principal resultado de esa gestión, la evolución del PIB, continuaré examinado el empleo y el paro, y finalizaré con el principal legado que va a dejar a los contribuyentes: una deuda muy elevada que lastrará la economía española durante décadas. Obviamente para apreciar los resultados alcanzados conviene ponerlos en perspectiva y compararlos con lo ocurrido a nuestros vecinos de la UE.
Mucho ruido y pocas ideas
Tras su visita a Zelenski para inaugurar simbólicamente la presidencia rotatoria de la UE, Sánchez se entrevistó con Michel, presidente del Consejo, el 2 de julio en La Moncloa, y con Van der Leyen, presidenta de la Comisión, al día siguiente. En la comparecencia institucional sin preguntas realizada tras el encuentro con Michel, Sánchez manifestó que trabajará con ahínco para alcanzar cuatro objetivos durante la presidencia española:
- Reforzar el compromiso de la UE con Ucrania.
- Reindustrializar Europa.
- Garantizar la seguridad económica de los ciudadanos.
- Pensar en las reformas que es necesario hacer para que Europa siga siendo una realidad efectiva para todos los ciudadanos y preparar una nueva agenda estratégica que debe aprobarse en 2024.
Van der Leyen concretó algo más los objetivos de la presidencia española durante el segundo semestre de 2023 que resumió en tres: impulsar la competitividad, aumentar los fondos disponibles para apoyar a Ucrania y afrontar el desafío migratorio. Se trata de objetivos muy generales e indefinidos que dan una idea de la inoperancia de estas presidencias rotatorias que van poco más allá de organizar con gran dispendio reuniones en los diversos rincones de la UE.
Me alivia algo saber que a la presidenta de la Comisión le preocupa mejorar la competitividad y hasta se acordara de mencionar el grave problema migratorio que sacude la UE, y que el presidente Sánchez quiere “reindustrializar Europa”, pero me preocupa mucho más su compromiso de continuar financiando la guerra en Ucrania, en lugar de buscar una paz justa para poner fin al conflicto, y la propuesta de elevar la fiscalidad a las grandes fortunas y a las multinacionales, algo que ya ha hecho en España al aprobar la Ley 38/2022 el 27 de diciembre de 2022. Mala idea la de tratar de exportar a la UE gravámenes e impuestos discriminatorios y distorsionadores, si de veras quiere la UE impulsar la industria y mejorar la competitividad, y hasta contradictoria con la lluvia de millones que esas mismas multinacionales están recibiendo de los fondos Nueva Generación UE.
Evolución del PIB y el ciclo político
Pasados los fuegos de artificio es hora de poner los pies en el suelo y valorar la gestión económica realizada. El Gráfico 1 muestra la evolución del PIB desde 1995 hasta 2023. El lector puede apreciar con toda claridad que la economía española atravesó un período de expansión sostenida desde 1995 hasta el tercer trimestre de 2008, al que siguió una fase prolongada de retroceso que se extiende hasta el cuarto trimestre de 2013, una lenta recuperación desde comienzos de 2014 hasta el cuarto trimestre de 2019 y, finalmente, una caída sin precedentes en 2020 de la que todavía estamos recuperándonos.
Cada presidente del Gobierno tuvo que enfrentarse a circunstancias bien distintas durante sus mandatos: muy favorables en el caso de las dos legislaturas de Aznar y la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, y muy desfavorables tanto en el caso de Rajoy que recibió un legado nada envidiable de Zapatero en 2012, como de Sánchez que, si bien recibió de Rajoy una economía en franca recuperación en 2018, tuvo que afrontar el desplome ocasionado por la irrupción del Covid-19 en los dos primeros trimestres de 2020, el desplome más grave padecido por la economía española desde la Guerra Civil. Veámoslo con más detalle.
Gráfico 1. PIB desde el primer trimestre de 1995 hasta el primer trimestre de 2023
La fase expansiva inicial abarca las dos legislaturas de Aznar (1996-2000 y 2000-2004) y el primer mandato de Rodríguez Zapatero (2004-2008). Durante la algo más breve segunda legislatura de Zapatero (2008-2011), la economía registró 5 trimestres con crecimiento interanual negativo del PIB que pusieron fin a la larga expansión precedente. En la primera legislatura de Rajoy (2012-2015), se contabilizaron 9 trimestres con crecimiento interanual negativo y la recuperación se inició a comienzos de 2014, el último año del primer mandato. La recuperación económica se prolongó durante el convulso segundo mandato de Rajoy, iniciado a mediados de 2016, tras repetirse las elecciones generales, y abortado el 1 de junio de 2018, y el primer año y medio de presidencia de Sánchez (2018-2019). En la presente legislatura (2020-2023), la economía ha registrado 5 trimestres más con crecimiento interanual negativo.
Aznar recibió un PIB de 67,94 y acabó su segunda legislatura con un PIB de 90,80, con un crecimiento acumulado de 33,67 % en 8 años. Zapatero heredó una economía con un PIB de 90,8 y acabó su segundo mandato dejando un PIB de 100,08 en el cuarto trimestre de 2011, con un crecimiento acumulado de 10,2 % en casi 7 años de presidencia. Rajoy recogió el testigo a comienzos de 2012 y dejó el PIB en 108,22, en el segundo trimestre de 2018, con un crecimiento acumulado de 8,1 % en 6 años y medio al frente del gobierno. Y durante los 4 años y tres trimestres de presidencia de Sánchez, esto es, desde el tercer trimestre de 2018 hasta el primer trimestre de 2023, el PIB ha avanzado tan solo 2,5 %, cifra que, como veremos, resulta bastante inferior a las de países de nuestro entorno.
A la vista de estos datos, no parece haber motivo alguno para que Sánchez y su equipo económico se enorgullezcan de la gestión realizada, máxime habida cuenta de que desde que el Gobierno forzó la dimisión del presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) a finales de junio de 2022, por discrepancias con las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero, la estimación del PIB en los primeros trimestres de 2022 se ha revisado sistemáticamente al alza. En mi artículo “¿Cuánto creció el PIB en 2022?” publicado en este diario el 4 de febrero de 2023, explicaba que si bien “en la entrevista publicada en el diario Expansión el 10 de enero, la ministra Calviño avanzaba que el PIB de la economía española creció 5,5 % en 2022”, la ministra ocultaba que aproximadamente 7 décimas de ese crecimiento eran el resultado de las sucesivas revisiones realizadas en las estimaciones del PIB de los tres primeros trimestres tras cambiar al incómodo presidente del INE.
Gráfico 2. Estimaciones del PIB en los cuatro trimestres de 2022
Presumir sin motivo
A las dudas que plantean las estimaciones del PIB en 2022 para valorar la gestión económica realizada, hay que sumar la perspectiva internacional: ¿lo hemos hecho mejor o peor que la media? Ya hemos constatado que, en el primer trimestre de 2023, pese a las revisiones al alza de las estimaciones del PIB en 2022, la cifra al finalizar el año, 110,92, se encontraba todavía por debajo de su valor anterior a la pandemia, 111,12. Faltaba poco, pero faltaba algo. Pues bien, el pasado 28 de junio, la ministra Calviño nos trasladaba exultante que la economía española está creciendo cuatro veces más que la media de la UE y gracias a ello, el PIB alcanzó el nivel previo a la pandemia en tan solo tres años. Estar hoy como estábamos en 2019 no es para tirar cohetes, ministra.
Lo que no nos dijo la gran Nadia, comprometida con el presidente pero ausente en las listas del PSOE al Congreso el 23-J, es que los resultados de la economía española entre 2019 y 2022 han sido bastante peores que la media de la Eurozona y la media de la UE, y que nuestros vecinos alcanzaron los niveles prepandemia varios trimestres antes que nosotros. La economía española va como una moto, se nos dice, pero la realidad es que ha avanzado menos que el resto durante su presidencia. El crecimiento anual medio del PIB de la economía española entre 2019 y 2022, 0,2 %, fue muy inferior a la media de la Eurozona, 0,9 % y la UE 1,2 %. Y aunque la situación mejora algo cuando contemplamos el período 2005-2022, seguimos varias décimas por debajo de las medias de la Eurozona y la UE.
Cuadro 1. Crecimiento del PIB en España, la Eurozona y la Unión Europea
Si sumamos a esta realidad numérica incontestable que nuestro país se situó en 2022 en el puesto 36 de 63, según el índice de competitividad global, y en el puesto 50 en el índice de eficiencia gubernamental, resulta difícil comprender que Sánchez vaya por el mundo presumiendo de la gestión realizada. Por no hablar de la pandemia cuya desastrosa gestión durante las primeras oleadas diseccioné semana a semana en los artículos publicados en El Liberal, recogidos en el libro Covid-19: la Gran Decepción. Pero cuando alguien está dispuesto a poner al frente de instituciones claves como los ministerios económicos y hasta el mismo INE a personas dispuestas a cocinar las estadísticas, y si ni siquiera a pesar de todos los esfuerzos sale muy favorecida la economía española en las comparaciones internacionales, resulta inaceptable que Sánchez se otorgue a sí mismo un notable por la gestión realizada.