La nueva presidenta del Parlament, la ultranacionalista Anna Erra, ha ignorado por completo a los 11 diputados de Vox en su primera ronda de reuniones con los grupos que integran la Cámara autonómica. Así lo ha denunciado este miércoles el portavoz de la formación, Joan Garriga, quien ha acusado a Erra de ignorar tanto al partido como a sus 217.000 votantes en Cataluña. «Anna Erra no discrimina a un partido», ha denunciado Garriga, «discrimina a más de 217.000 catalanes que nos votaron y demuestra que menosprecia su papel institucional y se convierte en una totalitaria más«.
Erra, conocida por controversias como haber afirmado que un catalanoparlante podía ser identificado por sus rasgos físicos, empezó su ronda de reuniones con los partidos el pasado 13 de junio y, según ha denunciado Garriga, no ha tenido ningún contacto con los representantes de Vox. «Es una situación de extrema gravedad«, ha asegurado el portavoz del grupo parlamentario, «de permanente discriminación y de censura inaceptable«. Y ha añadido que Anna Erra «seguirá practicando, igual que lo hizo Laura Borràs, el sectarismo político desde la Cámara catalana y la política de cancelación contra los discursos y las iniciativas de Vox».
«Frente a su imposición de la censura y el silencio», ha advertido Joan Garriga, «seguiremos abriendo todos los debates que pretenden negar a los catalanes. En Vox vamos a seguir defendiendo con firmeza e ilusión los intereses de los catalanes que, cada vez más, confían en nosotros».
Rodillo totalitario
El silenciamiento de Vox en el Parlament es una maniobra acordada entre los partidos separatistas tras la entrada de la formación en la Cámara autonómica en las elecciones del pasado 2021. La situación ha llegado a tal extremo que la formación pidió amparo a la Mesa del Parlament y al Tribunal Constitucional el pasado mes de diciembre ante «la permanente discriminacion y la censura inaceptable» a la que son sometidos sus diputados en la Cámara autonómica. Anunció también que emprendería acciones judiciales si la situación no se resolvía. Y es que, según denunció entonces Ignacio Garriga, el Parlament no ha aceptado tramitar ni una sola de las propuestas presentadas por Vox desde 2021.
El llamado «cordón sanitario» contra este partido consiste en censurar todas sus iniciativas, en lo que Garriga definió como «un rodillo totalitario» que, por ejemplo, ha tenido como consecuencia que diputados de Vox no pudieran reunirse con diferentes entidades y expertos en el Parlament para debatir sobre el programa de sexualización infantil promovido por la Generalitat.