El juez instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, ha dictado orden de detención en España contra la exconsellera separatista Clara Ponsatí por no haber justificado «con una causa legítima» su incomparecencia ante el magistrado el pasado 24 de abril. Ponsatí está acusada de un delito de desobediencia y «ha desatendido voluntaria e injustificadamente la citación judicial» de Llarena. Por este motivo, el juez ha decidido acordar su «detención nacional» con el objetivo de «tomarle declaración indagatoria».
A pesar de esta orden, Llarena recuerda en la misma que quedará sin efecto si Ponsatí comparece voluntariamente, como ya hicieron en su día la actual consellera de Acción Exterior, Meritxell Serret, y la cupaire Anna Gabriel.
Procedimiento paralizado
En una nota de prensa emitida por el CGPJ sobre la orden de Llarena, se recuerda que Ponsatí tenía que haber comparecido ante el Tribunal Supremo a finales de abril pero que su defensa justificó su plantón al magistrado apelando a que tenía que participar en dos comisiones del Parlamento europeo. En el mismo escrito, el abogado de la exconsellera fugada de la Justicia también solicitó «la paralización del procedimiento judicial» basándose en que se había «impulsado ante el Parlamento europeo un procedimiento de amparo de los privilegios e inmunidades parlamentarias» correspondientes a Ponsatí.
Llarena no ha aceptado ninguno de estos argumentos pues las comisiones del Europarlamento se celebraban por la tarde mientras que Ponsatí estaba citada a declarar por la mañana del 24 de abril. Además, recuerda en su auto que la defensa de la separatista «tuvo un amplio margen para advertir a este instructor de las dificultades de la investigada para atender sus responsabilidades políticas y solicitar un reajuste en la citación que considerara preciso». Y a esto suma el magistrado la «rebeldía» que ha mostrado Ponsatí a lo largo de los cinco años que lleva activo el procedimiento judicial y cómo la exconsellera presumió en su momento de que no comparecería ante el Supremo. Una actitud que ha llevado a que el procedimiento esté ahora mismo «paralizado«.